Los futbolistas, en especial los centrales, pasando la treintena de edad suelen decaer en su rendimiento. La exigencia que supone estar en la élite, ante rivales tan veloces y habilidosos, es una lacra que grandes defensores han sufrido.
Gerard Piqué es la antítesis de estos. El culé ha sabido mezclar talento, madurez y plenitud física durante esta temporada, la cual ya se puede catalogar de excelente.
A sus 32 años, y tras un largo historial de polémicas, el central culé está cuajando una temporada sobresaliente en la zaga del FC Barcelona.
Fuente: FC Barcelona
Estas polémicas, en ocasiones desmedidas por la visión esperpéntica que tiene un sector de los aficionados el fútbol hacia el jugador culé, no han cohibido que Piqué haya sido uno de los mejores centrales de la última década. Pero, a día de hoy, está alcanzando un nivel individual que roza la excelencia.
Todos sabemos de lo que es capaz el jugador culé. Siempre ha rendido a un alto nivel, pero su cúspide se ha retrasado debido a que su imagen pública ha supuesto un ligero problema a lo largo de su trayectoria como futbolista.
Cuando un jugador de la talla de Piqué está cuestionado, es que algo va mal. Su actitud sincera ha sido una piedra en el zapato para el jugador culé, puesto que en la actualidad al futbolista se le pide que hable sobre el terreno de juego, cosa que cumple con creces, y que ante las cámaras emita palabras vacías con tal de contentar a todos los oyentes.
Fuente: Infobae
Por ello, ha sido objeto de duras críticas, por la sencilla razón de decir lo que pensaba. Los sectores a los cuales ofendían sus palabras, veían errores donde no los había, usaban cualquier gesto para justificar sus ataques constantes al central catalán. Aunque simplemente se crujiese los dedos durante el himno de España, era motivo suficiente para que el central ocupase todas las portadas de los medios de comunicación deportivos.
Lejos de estas críticas, injustas o no, han habido momentos puntuales donde el central azulgrana ha tenido circunstancias difíciles lejos de los terrenos de juego y que no ha sabido contrarrestar con méritos futbolísticos. En la etapa del Tata y los inicios de Luis Enrique, echó de menos al que fue su mentor durante sus primeras campañas en el Camp Nou, Carles Puyol.
Salidas inoportunas o problemas con cuerpos de la seguridad nacional, dificultades de las que consiguió salir demostrando tener un gran temperamento. Momentos en los que otro jugador se habría quedado estancado.
Fuente: FC Barcelona
Piqué logró recuperar ese nivel brillante, que en ocasiones puntuales le faltó, y desde entonces no ha parado de crecer. Primero junto a Mascherano, después con Umtiti y actualmente formando pareja con Lenglet. Sea cual sea su acompañante, el central español es en una red de seguridad para el Barcelona.
Pero es en esta actual temporada en la que Gerard Piqué ha alcanzado el clímax de su nivel futbolístico.
Cierto es, que en estas últimas campañas el contexto del FC Barcelona ha cambiado. Sin ser un equipo especulativo, a los culés no les importa defender durante tramos de los partidos, debido a la pérdida de Xavi e Iniesta. En ese planteamiento es donde más se engrandece su figura.
Fuente: ESPN
Es un central dominante en todas las facetas de la defensa: tanto con la línea adelantada y como en la defensa de área. Con su fortaleza en duelos aéreos, gracias a su más de metro noventa; su inteligencia y timing para saber cuando meter el pie o cuando bloquear un disparo; con apoyos constantes al lateral y con una grandiosa capacidad de liderazgo, se convierte en una pesadilla para los atacantes rivales. Ni por bajo ni por alto se puede batir al central culé.
Además, en este nuevo contexto futbolístico, el FC Barcelona está destacando en el apartado defensivo gracias a individualidades, es decir, el planteamiento defensivo colectivo depende de la inspiración de cada uno de los defensas. Esto es causa y consecuencia del gran nivel tanto de Gerard Piqué, como de otros compañeros como Jordi Alba, Lenglet o Ter Stegen.
No obstante, no todo han sido facilidades este nuevo curso. En las primeras fechas, el equipo culé dejaba grandes dudas debido, principalmente, a la fragilidad defensiva que estaba existiendo. Ahí fue cuando apareció Gerard Piqué, cuando su equipo más le necesitaba, decidió dar un paso al frente.
Fuente: Zimbio
Desde aquellos primeros partidos donde hubo dudas, Piqué ha sido el bombero del Barça. Si el lateral está sufriendo, Piqué apaga ese fuego. Si el equipo no consigue salir de su mitad de campo, Piqué apaga ese fuego. Si al equipo le cuesta salir a la presión, Piqué se adelanta y apaga ese fuego.
Además, desde que Umtiti cayó lesionado, ha encontrado el socio perfecto en otro francés, Clement Lenglet. Junto a él está formando una de las parejas de la temporada. Se complementan de manera impecable.
Y cuando el español ha faltado, Lenglet lo ha notado. Ante el Villarreal el Barcelona encajó 4 goles y pudieron ser más. Faltaba Piqué y la defensa se convirtió en un flan. No había quién ordenase y colocase al equipo, faltaba contundencia y liderazgo. Y estas son facetas de las que se encarga Gerard.
Fuente: FC Barcelona
Otro apartado en el cual Piqué ha alcanzado su cima es la forma física. En su etapa final, donde los jugadores suelen tener un declive en este sentido, Piqué ha encontrado su mejor forma. Esto se debe, en parte, a su retirada del combinado nacional, donde Luis Enrique está teniendo un quebradero de cabeza para encontrar su sustituto. Con semanas de descanso, casi mensualmente, Gerard ha conseguido gestionar fuerzas para llegar al tramo final de la temporada tan rápido y ágil como cuando empezaba a despuntar en el Barça de Pep.
Te guste más o menos. Es indudable que Piqué ha sido uno de esos centrales llamados “de época”. Así que, dejando a un lado los odios y las injurias hacia su persona, todo amante del fútbol debería agradecer al central culé todo lo que nos ha brindado estos años, y lo que todavía le queda por brindarnos. Porque seguro que seguirá maravillando al mundo del fútbol cada jornada durante varios años más.