El por todos conocido ex-futbolista argentino es principalmente conocido por su trayectoria en el Real Madrid y la selección albiceleste. Sin embargo, muchos olvidan que la primera ciudad que pisó cuando llegó desde Argentina fue Vitoria.
El rostro de Jorge Valdano resulta de lo más familiar para cualquier seguidor del fútbol. Y es que se trata de una de las figuras más carismáticas de nuestro fútbol, al que ha entregado su vida en cuerpo y alma, primero en primera persona como jugador, seguido de otro tipo de labores más relacionadas con los despachos, hasta acabar convirtiéndose en un gran entrevistador y comentarista.
Su aventura en el Real Madrid le catapultó a la fama, perteneciendo primero a la mítica “Quinta del buitre” que ganó dos ligas y dos copas de la UEFA, y después como entrenador, ganando una liga. Aunque si se habla de Valdano, es imposible obviar su Mundial de México en 1986. Su gran actuación como socio principal, junto a Jorge Burruchaga, de Diego Armando Maradona, alzó por última vez a Argentina al Olimpo de este deporte, e hizo inmortal a una generación de la que formaba parte Valdano.
Sin embargo, el génesis europeo del ex-delantero parece haber quedado en el olvido, puesto que muy pocos recuerdan que el primer equipo al que llegó procedente de Newell’s fue nada más y nada menos que el Deportivo Alavés.
En el año 1975, un por aquel entonces joven Jorge Valdano de 19 años llegó al cuadro vitoriano después de hacer historia con el equipo rojinegro tras ganar el primer título de la Primera División argentina (Metropolitano 1974) de su historia. En aquella época, el Glorioso se encontraba en Segunda División.
Después de unos duros años anteriores en Segunda B e incluso Tercera, la escuadra vitoriana se fijó el objetivo del ascenso a primera. Sin embargo, la tan ansiada vuelta a la cúspide no se terminó consumando. Por otra parte, aquellas cuatro temporadas resultaron ser el mejor de los Masters para un tipo que fue curtiéndose, del mismo modo que fue llamando temporada tras temporada la atención de más equipos, hasta que, en 1979, el Real Zaragoza le dio la oportunidad de debutar en la Primera División.
Su recuerdo, al igual que el de sus 21 goles en 107 partidos con la elástica albiazul, ya son historia de este humilde club al que el genio de Santa Fé hizo situar en el mapa. Con esa camiseta aprendió lo que era enfrentarse a figuras de la talla de Johan Cruijff, en aquellos recordados cuartos de final de Copa en 1978 que terminó llevándose el FC Barcelona, remontando por 2-0 el 1-0 en contra que se llevaron de Mendizorroza.
El mismo Valdano afirma sentirse un hijo adoptivo de la capital alavesa, e incluso llegó a ejercer de pregonero en sus fiestas de la Blanca. No en vano, nunca se ha de olvidar su pasado babazorro, puesto que fueron sus primeros pasos de la que resultó siendo una exitosa trayectoria que terminó de pulir con 30 años en el Estadio Azteca de Ciudad de México.
