Boca y River cuidaron a sus pilares frente a Racing y Ársenal. Ahora solo queda por delante la revancha, así llegan ambos equipos…
Ambos clubes disputaron ayer, día 18 de octubre, la décima jornada de la Superliga argentina. La semifinal se acerca y ya no quedan obstáculos antes de la revancha.
No es sólo un partido, no cuando se enfrentan Boca y River, La Boca contra Núñez. El destino aguarda, ganar o morir.
Boca se encuentra con el agua al cuello, y no llegan en su mejor momento.
Ayer Racing de Avellaneda se hacía con los 3 puntos en la Bombonera, arrebatando a Boca el invicto, y dejándolo herido antes del ‘Súper’.
Dos gigantes del fútbol argentino se miden por un hueco en la final, los mismos que protagonizaron la fiesta en el Bernabéu.
La realidad golpea a Boca y es que la percusión de La Doce se mantiene, pero el equipo de Alfaro no tiene música. Y es que pese a un segundo tiempo con más desborde ofensivo, es imposible no desafinar si el director de la orquesta no siente la partitura.
Un arranque de partido marcado por la velocidad de Sebastián Villa, pero ese despliegue del colombiano sirve poco cuando sus compañeros llegan tarde al área rival.
El ‘Xeneize’ basó sus ataques en un solo jugador, eso se acabó transformando en un nuevo partido defensivo, lo cual aprovechó Racing para ponerse por delante. Todo sistema es válido, pero ha quedado demostrado que Boca no debe alejarse tanto de la portería rival.
Racing se acabó haciendo con el control de balón desde el primer cuarto de hora de partido, con poca profundidad pero con eficaces balones largos de Nery Domínguez.
A base de paciencia lograron conectarse los pilares de la ‘Academia’, desde Lisandro López hasta los Matías Rojas y Zaracho, el autor del gol.
Las malas decisiones de Junior Alonso en la zaga defensiva iban a condenar el rumbo de partido. Un mal rechace del paraguayo permitía a Rojas meter un pase entre líneas para la posterior asistencia de Cristaldo.
Si analizamos esta jugada, podremos observar una curiosidad. Y es que para la alegría de unos y el disgusto de otros, el gol de Racing tiene una gran similitud con la acción que derivó en el segundo de River en la ida de la semifinal de la Copa Libertadores.
En el Monumental, la jugada nació por la derecha, Matías Suárez aprovechando la espalda de la defensa tiró un pase atrasado para que Ignacio Fernández se adelantase a su marca y así convertir el gol.
Por su parte Racing logró el gol con una jugada casi similar. Esta vez fue Cristaldo el que aprovechaba el adelantamiento de la defensa para colgar un balón raso que iba a culminar Zaracho.
¿Estaba planteado el gol de Racing basándose en la pizarra de River?
No lo sabemos, pero algo indiscutible es que Boca debe estar más atento y cerrar los huecos que deja la defensa.
En la segunda mitad los locales se hicieron con el control del balón, pero sin apenas ninguna ocasión clara.
Depués del partido, Mauro Zárate se sinceró frente a los medios: “Tenemos fe que podemos dar vuelta la serie con River.”
Fe, ¿basta con eso? No lo creo. Fe es lo que debe de tener la gente, y es algo que sin duda transmitieron ayer. La Bombonera dará la talla el día 22, una autentica caldera. ¿Llegará el mensaje a los jugadores?
La rueda de prensa la cerró Alfaro, lanzando un mensajes tranquilizantes para la gente:
“Nos daban por muertos en octavos, cuartos y semifinales. Vamos para adelante, vamos a seguir luchando” o “El martes será el partido más importante de mi vida.”
Enfrente el actual campeón de Ámerica, River Plate.
Ayer lo pasó realmente mal frente a Arsenal, en Sarandí, donde llegaron a encontrarse en dos ocasiones por debajo en el marcador (2-0, 3-1).
El “Millo” no logró hacerse con el encuentro por la mala primera mitad, la cual acabó con 2-0 a favor de los locales.
Arsenal dió la sorpresa, un gran planteamiento transformado en las ganas de los jugadores.
Gallardo se basó demasiado en los nombres propios, y no debió subestimar al conjunto local. Algo que le pasó factura.
La primera parte fue un completo dominio de los centrocampistas de Arsenal, el 4-3-3 que planteó el ‘Muñeco’ no sirvió para ralentizar los continuos pases entre líneas. La clave del partido fueron los espacios.
En la segunda parte, Gallardo aprendió de los errores y supo controlar el juego y aprovechar los espacios. Sentó a un delantero para aumentar la disposición en el centro del campo. Un 4-4-2 en toda regla.
El partido finalizó con empate (3-3), y con una lección para River: La confianza puede pasar factura.
Mientras en la Boca “fluye la presión” contra su entrenador, en Núñez la confianza se hace eco, y esa seguridad se transforma en buenos resultados.
River está con un pie en la final, pero quedan 90 minutos muy largos en la Bombonera, para que Boca crea en la remonada.
La fiesta está servida…