El club más remoto y desconocido del planeta

En los tiempos que corren, el fútbol es tan importante que ya llega hasta los puntos más remotos de todo el planeta.

Tristás de Acuña es en nuestro días uno de los puntos más remotos del mundo. Esto se debe a que el lugar habitado más cercano está más lejos que en cualquier otro lugar del planeta. Su situación geográfica la sitúa en una archipiélago formado tres islas, de las cuales tan solo una se encuentra habitada.

Su población, como seguramente supongas, es extremadamente escasa, pues no llegan a más de 300 habitantes. Una de sus grandes curiosidades es que en la isla solo siete apellidos de familias originales de allí quedan entre la población.

No obstante, desde 2009 la isla ha obtenido mayor poder como territorio de ultramar, que lo conforma con Santa Elena (la isla de Napoleón Bonaparte) y Ascensión.

La vida tampoco es sencilla, pues siendo un número tan pequeño de habitantes algunos servicios como los médicos o el transporte se hacen muy complicados. De hecho, cuando se produce una situación de urgencia, los habitantes son trasladados hasta Sudáfrica, donde serán atendidos en un hospital. Incluso en nuestros días, este tipo de viajes se hacen largos y costosos, tardando hasta 7 días en llegar. Y el transporte es más de lo mismo, ya que no cuentan con ningún aeropuerto, de esta forma su único medio de transporte fuera de la isla es el barco. Pero desde 2001 tienen televisión y en 2006 consiguieron acceso a Internet.

Llegados hasta este punto puede que te estés preguntando porqué te estoy contando todo esto. La respuesta a esa pregunta es sencilla, pues de nuevo el fútbol nos demuestra que es el deporte rey. Ya que una de las cosas más características de Tristán de Acuña es su único equipo de fútbol. El Tristan de Cunha Football Club fue fundado hace relativamente poco, en 2005, y tiene una plantilla cercana a los 15 jugadores, siendo estos los únicos que tienen edad para jugar al fútbol.

Pero en todo esto existe un inconveniente, demasiado grande diría, pues no tienen contra quien competir, ya que ni siquiera son suficientes en la isla para jugar un partido de 11 contra 11. No obstante, el club ha llegado a jugar partidos, no muchos que digamos pero los ha disputado. Algunos de sus rivales han sido marineros que pasaban por la isla, militares de la marina británica, turistas que viajaban por la isla… En definitiva, cada vez que se les presentaba la oportunidad de jugar lo hacían con quien fuera. Sin embargo, en Tristán de Acuña no admiten nuevos residentes, solo pueden quedarse como turistas.

Fíjate si es uno de los puntos más remotos del planeta que hubo un tiempo en el que allí no vivió nadie, ni un alma. Los escasos habitantes de la isla tuvieron que ser evacuados de la isla en 1961 por peligro a una erupción del volcán de la isla. Hasta 1963 no pudieron volver a sus hogares, y durante esos años de desconcierto fueron alojados en Southampton. Algunos piensan que gracias a este movimiento el fútbol entró en la isla, ya que más de uno seguro que aprovechó para ver algún partido del Southampton.

Sin embargo, según apuntan varios historiadores existen vestigios de que el fútbol entró en la isla en los años 20. Un misionero que trabajó en la isla argumentó que aquello eran pachangas entre los habitantes de la isla como pasatiempo. Y con el paso del tiempo la isla al fin consiguió tener un equipo de fútbol, aunque no podemos decir que sea profesional, principalmente porque no compite en ninguna liga y no juega con mucha regularidad y ni siquiera sabemos si los propios jugadores tienen algún sueldo.

El fútbol es muchas cosas, diversión, pasión, trabajo en equipo… Pero si alguna vez te preguntas porqué el fútbol tiene tanta repercusión, piensa en el Tristan de Cunha Football Club. Pues el fútbol es capaz de llegar a los entresijos del mundo. Son pocos y juegan partidos cuando les viene bien, pero si lo piensas eso es el verdadero fútbol, jugar por diversión y con los tuyos. Lo que no sabemos es cuando volverá a rodar el balón en Tristán de Acuña, puede que cuando llegue un barco lleno de turistas, quien sabe.