Pocas historias son tan curiosas como la de William Foulke. Un portero carismático con un mote, ciertamente despectivo.
Es posible que no te suene para nada su nombre. Esto se debe a que William Foulke pertenece a una época en la que el fútbol era todavía muy novedoso. A finales del siglo XIX el fútbol terminó de asentarse en Inglaterra y Escocia, mientras que se iba expandiendo por todo el mundo. Sin embargo, seguía siendo un deporte más entre muchos otros.
En esos inicios del fútbol, se encuentran anécdotas, tanto increíbles como impactantes. Pues casi todas eran leyendas urbanas que en nuestros días parecen imposibles. Dentro de este contexto nacieron las primeras estrellas del fútbol.
Y sí, uno de ellos era William Foulke, un tipo por el que merecía ir al estadio. Antes de nada, hay que admitir que durante aquella época el fútbol era muy rudimentario. Eran pocos los que jugaban y con poca calidad. En general, el fútbol era un deporte con muchísimas restricciones pero que entretenía al público.
Uno de esos pasatiempos era ver a Foulke. Su peso le hacía ser un objeto de atracción para las masas. Nadie ha llegado a confirmar su peso exacto, pero se dice que pesaba entre los 100 o 150 kilos. A todo esto hay que sumarle su altura, pues media 1.94 metros de altura. Todos querían ser testigos de un chico tan peculiar como él.
Su carrera profesional se desarrolló principalmente en el Sheffield United, equipo con el que más títulos ganó. Allí logró ser finalista de la FA Cup hasta en 3 ocasiones, ganando dos de ellas. Tras más de 10 años defendido la portería de Sheffield, Foulke se convirtió en un personaje muy conocido en toda la comunidad inglesa.
De esta forma el Chelsea se lanzó a por él, pagando 50 libras. A día de hoy nos reiríamos por una cantidad tan pobre de dinero, viendo el panorama actual. Con ese fichaje William dio un salto en su carrera, pero le duró poco, pues tan solo jugaría un año con los Blues.
No obstante, ese único año dio para contar una buena anécdota. La cualidad de Foulke era parecer un muro infranqueable. De esta forma, el Chelsea quiso potenciarla al máximo y antes de los partidos colocaban dos niños junto a los palos de la portería. Con el único fin de hacer que a los delanteros rivales, Foulke les parecía más grande de los que ya era.
Son muchas las historias que tiene a sus espaldas Foulke, pero la gran mayoría son habladurías y anécdotas que nadie ha podido contrastar. Una de ellas es cuando William fue convocado con la selección inglesa. En un partido se colgó del larguero y debido a su peso lo rompió en dos. También se cuentan historias de su carácter, pues se dice que cuando veía poca actitud en sus defensas, se marchaba sin previo aviso.
Pero si de algo hay que hablar, cuando se trata de William Foulke es de una de sus leyendas más extendidas. Según se cuenta, por él se inició uno de los cánticos más míticos del fútbol inglés. Por una gran variedad de estadios ingleses se canta el “Who ate all the pies?” (que se traduce a “¿Quién se comió todos los pasteles?”). Este cántico también tiene su inicio en la propia afición inglesa. Ya que antes de los partidos toman pasteles.
Sin embargo, para muchos el cántico se originó por el ya mencionado Foulke. Lo cierto es que nadie lo ha llegado a corroborar, y tiene pinta que es más falso que verdadero.
Como todo futbolista que se precie, llega el momento de su retirada. Tras dejar el fútbol en 1907 en el Bradford City, surgieron nuevas historias sobre el portero más gordo de la historia. La más curiosa es la que cuenta que tras su retiro. El bueno de Foulke, iba de pueblo en pueblo retando a la gente a tirarle unos cuantos tiros. Con esto se ganaba la vida, ya que si no le metían gol se llevaba una comisión, era una especie de juego.
Tras un retiro poco impresionante, William Foulke murió en 1916 por cirrosis. Sus últimos momentos de vida se quedaron en el anonimato y no era precisamente un tipo con dinero. Esto nos demuestra que el fútbol, por aquellos años, era un pasatiempo más y con él no te ibas a ganar la vida. De esta forma, Foulke ganó más fama que dinero.
William Foulke es uno de esos personajes, que por mucho que pasen los años, siempre va estar presente. Fue uno de los primeros en hacerse un nombre dentro del fútbol. Todo gracias a las leyendas que se hicieron de él a partir de su peso. Todo apunta a que seguirá siendo el portero más gordo de la historia por mucho tiempo.