Zidane está abusando demasiado del esquema con cuatro medios, que a la larga tiene más inconvenientes que ventajas.
Otra vez contra el Atlético de Madrid, otra vez en un gran partido, Zinedine Zidane ha vuelto a aquel esquema que “le dio” la Supercopa de España: el de los cuatro centrocampistas e Isco.
En primer lugar, la aseveración de que este esquema le dio el premio de supercampeón de España es un tanto engañosa. Si bien es cierto que es la formación que empleó el técnico galo en ambos partidos de dicho torneo analizando fríamente ambos encuentros podemos llegar a pensar que no fue precisamente la razón por la que el club de la capital se alzó con el torneo.
Contra el Valencia fue la primera vez que se experimentó con este once, que resultó novedoso y pilló por sorpresa al cuadro de Albert Celades. Sin embargo, en el derbi de la final el resultado no fue el mismo y, pese a que el equipo acabó ganando en los pentaltis, se vio un el Real Madrid plano, sin desborde y sin ideas, incapaz de superar el entramado defensivo del “Cholo” Simeone.
Cambio en la delantera
Cabe añadir, también, que en estos partidos el equipo se vio obligado a jugar con Luka Jovic como referencia ofensiva, en lugar de Karim Benzema, que se encontraba lesionado. Con el serbio la capacidad creativa del equipo se reducía, lo que podía justificar la inclusión de otro centrocampista para fortalecer el cerebro del equipo. Sin embargo, con Benzema dicha alineación llega a ser contraproducente, ya que los centrocampistas se estorban con el delantero, que acostumbra a bajar a desoxigenar el juego y entrar en contacto con el balón.
Otro inconveniente a tener en cuenta es que el equipo no cuenta con una plantilla preparada para jugar de esta forma. En efecto, el trece veces campeón de Europa cuenta con seis extremos en nómina (Brahim Díaz, Lucas Vázquez, Rodrygo Goes, Vinicius Jr., Eden Hazard y Gareth Bale), mientras que solo tiene tres centrocampistas puros (Fede Valverde, Luka Modric y Toni Kroos) y un solo pivote (Casemiro). Así las cosas, resulta una locura jugar con todos los centrocampistas puros a la vez mientras que se deja a los seis extremos en el banquillo.
Por otro lado, hablamos de cuatro centrocampistas más Isco, porque el español no es un centrocampista: es un mediapunta. El juego del español nada tiene que ver con el de Modric, Kroos o Valverde, que son jugadores de ida y vuelta que saben sacar el balón desde atrás y subirlo rápidamente, mientras que el malagueño destaca más por su capacidad de pase en los últimos metros y no tener tanta capacidad de sacrificio defensivo.
Finalmente, desde el aspecto futbolístico tampoco es una apuesta rentable. Si bien es cierto que facilita que el equipo tenga la posesión de la pelota, pero no desborde. El único jugador del centro del campo hacia delante con un mínimo de desequilibrio es Isco, que tampoco goza de la suficiente velocidad para marcar la diferencia frente una defensa rocosa.