El FC Barcelona llegaba al último mercado de fichajes con la mentalidad de reforzar su equipo, para así poder competir al nivel que se le espera, una cosa que no había hecho en los primeros meses de competición.
Acabó el período de fichajes y no hizo ninguna incorporación a su primera plantilla, sino que, todo lo contrario, se desprendió de Carles Pérez, Jean-Clair Todibo, Carles Aleñá, Moussa Wague y Abel Ruiz, haciendo que Quique Setién solo cuente con la disponibilidad de 17 jugadores con ficha del primer equipo. Ousmane Dembélé y Luis Suárez estarán lesionados todo lo que queda de temporada.
Una plantilla tan corta provoca que no estén cubiertas todas las posiciones de la mejor manera, el caso más grave lo encontramos en la delantera, donde el técnico cántabro dispone solo de Leo Messi, Antoine Griezmann y Ansu Fati, donde el último solo tiene 17 años. Tanto el argentino como el francés son jugadores de talla mundial y pueden asumir el rol de estrellas a la perfección, pero con Ansu es un caso aparte. Desde su debut nos ha demostrado un desparpajo impropio de un jugador de su edad, ha devuelto la ilusión al Camp Nou y ha hecho lo que nadie podría hacer. Pero ahora todo tiene un antes y un después, será clave en el 4-3-3 de Setién y disputará como titular los grandes partidos, esto le conllevará a aguantar toda la presión por parte de la afición y periodistas, además de todas las críticas sino hace un buen partido, una cosa que le puede perjudicar en su futuro.
Todos estos movimientos que ha hecho la directiva culé parecen todo menos dar un salto de calidad al equipo. Se ha desprendido de muchos jugadores y no ha fichado a ninguno para esta temporada. Pero sobretodo le ha puesto una presión muy grande sobre los hombros a un chico de 17 años.
