A poco más de 2 semanas de la vuelta de las semifinales, Mirandés y Real saben que Anduva será clave para llegar a la final.
El 2-1 del partido de ida dejó sabores contrarios a lo que el resultado indica. La Real ganó, pero el ambiente en Anoeta fue de haber perdido. De hecho, es posiblemente la victoria más agria en la historia txuriurdin. Por otro lado, los 1.000 aficionados desplazados desde Miranda a Donosti el pasado jueves se fueron por todo lo alto. Este resultado deja todo por decidir en el partido de vuelta, donde el feudo rojillo será el arma más poderosa. Ningún equipo ha conseguido ganar allí en Copa, y ya han pasado hasta 3 primeras. “Venid, venid…”
Batalla táctica
El gran duelo vivido en el partido de ida se jugó en los banquillos. El planteamiento inicial de los de Andoni Iraola, con una presión alta que obligó a la Real a jugar al pelotazo, desmontó a los txuriurdin. Imanol no supo leer el partido en ningún momento. Michael Malsa y Jon Guridi se hicieron con el centro del campo con una autentica exhibición física y técnica. Merquelanz fue una pesadilla para la defensa realista, que vio como su rival, más que el Mirandés, parecía el Bayern de Munich. Por el contrario, en la Real no hubo nadie destacable. Oyarzabal se resbaló innumerables veces, Portu pese a provocar el penalti estuv desaparecido, e Isak apenas aportó. Le Normand fue de los únicos salvables de un equipo que no estuvo a la altura de su afición.
“Ningún jugador de la Real ha estado a su nivel”
El partido en Donosti se vivió como una fiesta. Desde primera hora de la mañana, la ciudad entera se vistió con los colores del equipo. El recibimiento fue espectacular. Sin embargo, esto no se vio reflejado en el campo. Imanol declaró en rueda de prensa que el gran recibimiento, más allá de darles “alas y energía”, les cargó “de una responsabilidad terrible”. Ninguno de los 11 titulares estuvo en su mejor versión, jugando uno de los peores partidos de la temporada, lo que nos confirma lo que venimos diciendo en este medio desde hace mucho tiempo: La Real se viene abajo cuando puede hacer algo grande. Eso sí, pese a todo, el resultado sigue siendo favorable a los donostiarras.
Si Real y Mirandés quieren llegar a la final, ya tienen un ejemplo de lo que tienen que hacer y lo que no. Imanol va a tener que saber leer bien el partido de vuelta si no quiere una catástrofe. La presión va a ser brutal, y tanto en el Bernabéu como el jueves se ha visto que con mucha presión, el equipo se hunde. Dar descanso a los titulares en las próximas semanas tampoco vendría mal, al levar más de 9 partidos en apenas 5 semanas. Ir a marcar gol debe ser una obligación. El Mirandés deberá tener mucho cuidado con su defensa, su talón de Aquiles. Recibe muchos goles, y eso les puede perjudicar. Pero a favor tendrán una ciudad volcada con su equipo, que sueñan con llegar a una final que hace un mes era inimaginable. Desde luego hay una cosa clara, de Anduva se va a al cielo.