Dark Light

Querido Iker

Querido Iker, no sé ni por dónde empezar. No sé por dónde empezar a darte las gracias por todo lo que le has dado a nuestro fútbol, al fútbol. Creo que empezaré por el día en que empezaste todo, con solo 16 añitos. Algunos jugando FIFA, y tú en el mejor equipo del mundo, en noviembre de 1997. Más tarde, en septiembre de 1999 debutarías como titular en San Mamés, el ‘Santo’ en una ‘Catedral’. 

Temporadas más adelante te hiciste con la titularidad, y aunque más adelante te la arrebataron fue porque el destino quiso que te hicieras con ella como el más grande. Lo que protagonizaste en Glasgow es para la historia del club. ‘La Novena’ fue tuya, de tu pie milagroso al Leverkusen, de tu espíritu ganador.

En el 2000 debutarías con la selección. Con tu selección. Con la que hasta hace poco eras el que más partidos había jugado. De la que siempre serás eterno capitán. Has jugado hasta 4 Copas del Mundo, siendo titular en todas, no te mereces menos. Y además ganaste una de ellas, siendo capitán, siendo el primer capitán español en levantar esa hermosa copa. Recuerda que esa copa es mayormente tuya. Por todo lo que salvaste, por todo el carisma que transmitías, por dirigirnos a la gloria. Nadie va a olvidarte parándole ese penalti a Cardozo, ni salvándonos contra Alemania, o haciéndote grande contra Robben. 

Y podría mencionar mil paradas más. Más de mil paradas más que nos hicieron vibrar a nosotros los madridistas. Como las del Pizjuán, las de palo a palo. Los innumerables mano a mano contra rivales de talla mundial. Has desquiciado a los mejores jugadores y equipos del mundo y la historia, porque eres el arquero más grande de la misma.

Pero tu grandeza no viene sólo de tus paradas. Sino de lo que has representado como jugador, capitán y persona. Has sido la cara del Real Madrid y España por muchos años, por prácticamente toda tu grandiosa carrera. Porque nos capitaneaste en las Eurocopas que ganó la selección y en la famosa ‘Décima’. En la que todos los madridistas sentimos tus lágrimas. Escuchamos tu grito al levantar ese trofeo. 

Y a pesar de todo no te dieron la despedida que merecías. Todos soñábamos con un Bernabéu lleno hasta la bandera para decirte “hasta luego”, con entradas vendidas hasta en el techo para despedir al mayor emblema de la historia del que fue el club de tu vida. En cambio, te sentaron en una sala de prensa para decir unas últimas palabras, aunque nos quedaran grabadas para siempre. “Por encima de recordarme por un buen o mal portero, sólo espero que se acuerden de mí por una buena persona”, dijiste. Pero lo siento Iker, te recordaremos por ambas. Gracias y feliz retiro. 

Atentamente: un madridista de corazón.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *