Del mismo modo que la actual, la Copa del Rey de la temporada 2002/2003 será recordada por la ausencia de los más grandes en las fases finales. En aquella ocasión, Recreativo de Huelva y RCD Mallorca se vieron las caras en la final, en la que los bermellones se impusieron por 0-3, con una actuación de Eto’o que ya es historia de la competición.
Después de varios años viendo a Barcelona, Real Madrid o Atlético de Madrid entre los finalistas y campeones, esta edición de la Copa del Rey nos ha deparado una final inédita entre dos equipos que llevan demasiados años sin conquistar el título. Athletic Club y Real Sociedad protagonizarán un precioso derbi en la final. Debido a ello, aprovechamos para recordar aquella final de 2003 que enfrentó a otros dos humildes y consagró a un joven camerunés de tan solo 22 años como una de las mayores promesas del deporte.
Hablamos de la que fue una edición que fue bautizada como “la Copa de los pobres”. Varios de los equipos más históricos como Valencia, Athletic Club o FC Barcelona dieron la campanada en forma de eliminación. Alicante, Real Unión y Novelda respectivamente acabaron con las opciones de estos tres equipos de Primera en dieciseisavos, eliminatoria que se jugó a partido único. Por otra parte, el Real Madrid caería en cuartos ante el Mallorca y el Atlético de Madrid ante el Recreativo, aunque ya a doble partido. Debido a ello, las semifinales las conformaron Osasuna–Recreativo y Mallorca–Deportivo, sin ningún rastro de los equipos más internacionales de nuestro fútbol.
Tanto bermellones como albiazules consiguieron imponerse en sus respectivas eliminatorias para alcanzar la final. Esta citó a estos dos modestos clubes en el Martínez Valero de Elche, con dos aficiones rendidas y entregadas a su equipo. Ambas eran conscientes de que tenían ante sí una oportunidad única de hacerse con este prestigioso trofeo por primera vez en su historia.
A los mandos del decano del fútbol español estaba Lucas Alcaraz, mientras que el banquillo balear lo ocupaba Gregorio Manzano. Cada uno de ellos salió desde el inicio con una idea muy clara, aunque sin demasiada experiencia en escenarios de tal calibre.
El partido comenzó animado. Los de Alcaraz saltaron al césped conscientes de los peligros de su rival en ataque, mostrándose más cautos en el transcurso de los primeros minutos. No obstante, la electricidad característica del equipo bermellón de medio campo hacia arriba dejó un arranque de partido de lo más entretenido.
Esta tesitura es la más codiciada por las estrellas para brillar, y la estrella en este caso vestía de rojo. A los veinte minutos de juego, Samuel Eto’o comenzó a dejar su huella en el estadio ilicitano provocando un penalti forzado por Viqueira. El defensor del equipo onubense no vio otra opción de parar al atacante africano, que ya se preparaba para celebrar el primero del día. El penalti lo convirtió el charrúa Walter Pandiani, que demostró el por qué de su apodo (El Rifle) con un potente disparo contra el que poco pudo hacer el cancerbero rival.
Esto desestimó los planes del entrenador granadino, que había ideado un partido completamente distinto de lo que se vio forzado a reflejar. A pesar de ello, su equipo pudo empatar al filo del descanso con un remate en boca de gol de Xisco que acabó dentro de la red. Sin embargo, el gol fue anulado. Los asistentes decretaron que el delantero ganó la posición de remate a consta de hacer falta a Poli Fernández.
Para la segunda parte, los andaluces cambiaron por completo sus planes, y se lanzaron a por el gol que les adentrase de nuevo en la lucha por el trofeo. Del mismo modo pero a la inversa, los de Gregorio Manzano se vieron obligados a retroceder un par de pasos y salvaguardar el resultado. No obstante, lo que caracterizaba a aquel equipo era el ataque, por lo que se sintieron realmente incómodos durante los primeros minutos de la segunda parte. Debido a ello, a medida que maduraba este tramo los bermellones fueron ganando metros hasta conseguir hacerse de nuevo con el poder del esférico.
Siguiendo lo que marcaba su naturaleza, el equipo balear logró multiplicar su ventaja en el minuto 73. El protagonista fue Samuel Eto’o, esta vez como goleador. El camerunés no desaprovechó el gran pase de su compañero Riera, y definió cual sobresaliente nueve que siempre demostró ser, con un exquisito pero fulminante remate ante José Antonio Luque. La hinchada mallorquín ya rozaba el título con las yemas de los dedos, y más aún cuando Samuel volvió a reivindicarse en el partido en el minuto 84. Esta vez lo hizo definiendo desde la frontal del área. La presión de dos defensores albiazules no le hizo tambalear, y sentenció la final con un misil teledirigido a la historia.
Tres minutos después, el africano fue sustituido. El Martínez Valero, incluido su marcador, Loren Morón (padre del futbolista bético), le despidió bajo muestras de respeto. Tomó el banquillo con especial emoción. Quería homenajear de la mejor manera posible a su recientemente fallecido compañero de selección Marc-Vivian Foé. Lo que no sabía es que el homenaje pudiese llegar hasta tan alto punto. Con dos goles y una exhibición a la altura de muy pocos en toda una final, Eto’o grabó en mayúsculas su nombre en la historia del RCD Mallorca, que festejó como nunca su primera Copa del Rey. Aunque como en todas las finales, el sabor amargo le tocó saborearlo al Recreativo de Huelva en este caso. En esa misma temporada, el decano descendió, por lo que en caso de ganar se hubiese convertido en el primer equipo español en jugar competición europea en Segunda División.