La Juventus de Turín y el goal average le privaron al Athletic Club de conquistar el que habría sido su primer y único título continental.
4 de mayo de 1977, Comunale (Turín). El Athletic Club de Bilbao se plantaba en su primera final de la Copa de la UEFA, la antigua Europa League. Los bilbaínos habían derrotado previamente a AC Milan, FC Barcelona y al Molenbeek belga, todo un camino lleno de espinas. Por su parte los turineses llegaron tras derrotar al por entonces soviético Shaktar Donetsk, el Magdeburg alemán y el AEK Atenas. Dos caminos muy distintos que para nada influyeron en la final.
Los transalpinos salieron en la ida con la siguiente alineación: Dino Zoff; Cuccureddu, Gentile, Scirea, Morini; Marco Tardelli, Furino, Romeo Benetti; Causio, Roberto Boninsegna, Bettega.
Los bilbaínos salieron de esta manera: J. Ángel Iribar; Oñaederra, Escalza, Andoni Goikoetxea, Guisasola; Villar, Javier Irureta, Jose Ángel Rojo, Churruca; Dani, Txetxu Rojo.
En la ida nadie toreó a la Juve
La ida de la final estuvo mayormente dominada por la Juventus. La ‘Vecchia Signora’ fue clara dominadora en su feudo, y tras varios acercamientos fue Marco Tardelli quien con un gran cabezazo adelantó a los suyos. Solo se habían jugado 15 minutos de los 180 reglamentarios, pero los ‘bianconeros’ ya se perfilaban hacia el título gracias a su juego dominante.
La primera parte no contó con demasiadas ocasiones claras, salvo dos goles casi cantados que la defensa rojiblanca evitó. Aún así los leones también tuvieron dos o tres buenas ocasiones, con una buena falta lateral de Txetxu Rojo primero, que el legendario arquero Dino Zoff desvió bien y con otro tiro lejano del propio delantero.
En la segunda parte Iribar y la buena fortuna salvaron a los de Koldo Aguirre, aunque tampoco hubo ninguna acometida destacable por parte de ninguno de los bandos. Así, con 1-0, llegaron al partido de San Més 14 días más tarde.
La vuelta, asedio de los leones
En la Catedral los leones sacaron sus dientes, pero su herida no fue la suficientemente profunda. En la línea bilbaína hubo ciertos cambios respecto al once inicial de Italia: Lasa Ibarguren y Alexanko formaron en defensa en lugar de Oñaederra y Andoni Goikoetxea, además de la entrada de Amorrortu por Rojo, jugando así con un tercer delantero. Sin embargo, el cambio de la Juve fue pasar a Franco Causio del ataque al centro del campo.
San Mamés se tiñó de rojo y blanco, de sus amados colores, para recibir a sus guerreros y apoyarlos en una complicada gesta. Toda esa fiesta se vio truncada apenas a los 6 minutos, cuando Roberto Bettega anotaba de cabeza para ampliar la ventaja de los suyos. El partido había comenzado muy eléctrico, prueba de ello fue la réplica inmediata de los leones. Churruca solo tuvo que empujar el balón a la red tras un gran centro por la derecha que Irureta remató, antes de que Churruca la tocase.
A partir de ese tanto fueron todo acometidas vascas, construyendo el cerco sobre la portería turinesa. Cabezazos, semichilenas, intentos desde lejos, un penalti claro no pitado, un gol anulado… acabaron penalizando y frustrando al Athletic en los primeros 45 minutos. A pesar de su esfuerzo no perforaban la portería por segunda vez.
En el 78’, tras innumerables embestidas del Athletic, llegaría el 2-1 con un imperial cabezazo de Carlos Ruiz Herrero, que había entrado como revulsivo apenas 15 minutos atrás. Pero este no fue suficiente, y el 2-1 sería el marcador final. El valor doble de los goles fuera de casa jugó en contra de los vascos esta vez, y el título pasó a manos italianas.
Aquel año el Athletic se subió al podio de las tres competiciones que disputó, aunque no se llevó el oro en ninguna. Fueron terceros en Liga, por detrás del Atlético de Madrid (campeón) y FC Barcelona. En Copa del Rey llegaron a la final, pero el Real Betis fue el encargado de derrotarlos por 2-2 y 8-7 en los penaltis.