Bajo el mando de Bielsa, el Athletic realizó ante el United uno de los mejor partidos que se recuerdan en la Europa League.
Hace algo más de 8 años, el Athletic vivió uno de los capítulos más gloriosos de su reciente historia. Con Bielsa a la cabeza, se nos antojaba un 2012 realmente ilusionante. En los octavos de final de la Uefa nos esperaban ni más ni menos que los diablos rojos. El equipo de Alex Ferguson imponía un gran respeto en Bilbao, pero las ganas de asaltar Old Trafford era aún mayores.
Y así lo reflejaron los más de 8000 leones que viajaron a Manchester para alentar a sus jugadores. Aquel día batimos el record de mayor desplazamiento de aficionados españoles en una eliminatoria europea, record que aún sigue vigente. Todas esas personas representaban la esperanza que sentíamos cada uno de los bilbaínos, cada uno de los rojiblancos.
El equipo estaba empezando a juagar a un nivel que no se había visto en años. Solemos atribuir casi todo el mérito al gran Marcelo Bielsa (de forma merecida), pero no debemos olvidar el brillante grupo de jugadores del que disponíamos. Javi Martínez y Fernando Llorente lideraron un vestuario de excelentes futbolistas, de los cuales algunos tristemente lo fueron durante solo un par de temporadas.
El equipo más laureado de Inglaterra, con Rooney y Ferguson a la cabeza, se presentaba como claro favorito en la eliminatoria. Pero el guion que nos tenía preparado el partido en el teatro de los sueños pocos lo hubieran predicho. Tras un gol de Rooney en los primeros minutos de partido, todo parecía indicar que los diablos rojos se impondrían sin preocupaciones. Fue entonces cuando al filo del descanso, Llorente empataba el partido y les avisaba sobre lo que se encontrarían en la segunda parte.
Con de Marcos primero y Muniain después, los Leones tomaron el control total de Old Trafford realizando un juego asfixiante y vertiginoso, con un descaro impropio de un visitante en Old Trafford. Pero debido a un error poco habitual en de Marcos, el resultado acabo siendo de 2-3, injusto para lo mostrado sobre el terreno de juego. A pesar del mazazo final, los leones repetirían la gesta en la catedral y pasarían la eliminatoria sin demasiados problemas, ya que nada ni nadie iba a despertarles de su sueño europeo.
