El futuro de la Real Sociedad pasa por las botas del joven canterano
El proyecto donostiarra de este año ha demostrado a Europa que tiene una pinta magnífica. Compuesto por jugadores muy jóvenes (muchos de ellos sin experiencia en la élite) el equipo tiene una media de edad de casi 26 años. Con esto perfilan su futuro, haciendo ver que su postura es clara: quieren formar a jóvenes y apostar por su cantera y demás cesiones.
Este año la base del grupo se ha formado por futbolistas recién horneados, como pueden ser Alexander Isak, nuevo ídolo de Anoeta, Martin Odegaard, con el que el Madrid se frota las manos, Mikel Oyarzabal, Adnan Januzaj… y Ander Barrenetxea.
El joven jugador de apenas 18 años de edad, ha roto registros con los guipuzcoanos. Irrumpió en el primer equipo la pasada temporada y ya apuntaba maneras. Es curioso que recién haya superado la prueba de selectividad, cuando ya se ha hecho un nombre en el ‘mundillo’ del fútbol como una gran promesa a la que seguir muy de cerca. Pero por el momento la idea de la Real Sociedad es quedarse con su ‘perla’.
Debe quedarse
El hecho de que estos jugadores hayan tenido un impacto tan grande en San Sebastián ha despertado, lógicamente, a los gigantes europeos. No se sabe cuándo, pero tarde o temprano los grandes entrarán a las oficinas de Anoeta con sus cheques para llevarse a las joyas que hay en Donosti. Y ante todo este panorama, la prioridad es blindar a ‘Barrene’.
El futuro del club pasa por las botas de la última joya salida de Zubieta, como ya pasó con Xabi Prieto o Griezmann. Es posible que Europa se lance también a por él, pero al club le convendría mantenerlo en sus filas por una razón lógica: tan sólo tiene 18 años y lo primordial es que su progresión no se corte en seco.
El sitio perfecto para crecer ahora mismo se encuentra en el norte, y más para un jugador de sus características. Futbolistas con velocidad, desborde y calidad hay muchos, y de irse de forma tan prematura su carrera podría estancarse, por eso es sumamente importante que siga en la Real Sociedad. En Donosti se consagrará como figura y como ídolo hasta que llegue su momento, hasta que haya madurado como debe, pero para eso hace falta abrirle paso.