Llega la hora de repasar la temporada 1997/1998, en la que el Athletic Club celebró su Centenario con un subcampeonato liguero que les clasificó para jugar por primera vez en el nuevo formato de la Champions League
En aquel entonces, el Athletic Club atravesaba unos años de transición. La resaca ochentera dejó consigo un equipo pendiente de una remodelación, comenzando por la dirección técnica. Ni Iribar, ni Heynckes ni tan siquiera el propio Javier Clemente en una segunda etapa pudieron hacer olvidar la gran labor desempeñada por el Rubio de Barakaldo en sus inicios. Por ello, para la temporada 1996/1997, desde Ibaigane apostaron por traer un entrenador con carácter como Luis Fernández.
La revolución de “El Machote”
Con 37 años de edad, el hispano-francés llegaba con la experiencia de haber dirigido durante dos años al Cannes, y otros dos al Paris Saint-Germain, al que condujo a la consecución de una Ligue 1, una Copa y una Supercopa. De la mano del francés se confeccionó un equipo relativamente joven, del que Julen Guerrero, con 22 años, ya era el motor del equipo . Por otra parte, la incorporación de Ismael Urzaiz procedente del RCD Espanyol apuntaló un tridente que terminó siendo imprescindible, junto a Kuko Ziganda y a un Joseba Etxeberria de tan solo 19 primaveras. Esa temporada los leones terminaron en la sexta posición, logrando una plaza para disputar la UEFA.
Para la siguiente temporada, en el club se soñaba con lograr una nueva gesta tras el doblete de hacía trece años. No en vano, esta iba a ser la temporada del Centenario. Para ello, además de mantener el bloque, con el objetivo de confeccionar aún más el once ideal, se produjo el fichaje de Roberto Ríos. El defensor llegaba procedente del Real Betis, a cambio de 2.000 millones de ptas. (12 millones de euros). Hasta la llegada de Iñigo Martínez, el bilbaíno fue durante 20 años el fichaje más caro de la historia del equipo. Su contribución en su primera campaña fue fundamental. Por otra parte, tras esta exitosa campaña no consiguió afianzarse en el club.
Con el FC Barcelona de Van Gaal, Rivaldo y Luis Figo intratable, los de Luis Fernández no le perdieron la cara a la competición. El objetivo no era menos que hacerse con la segunda plaza de la clasificación. Luego de reponerse a un inicio plagado de empates, los leones llegaron como un obús al tramo final, manteniéndole el pulso a la Real Sociedad, Real Betis, Real Madrid y RCD Mallorca. En juego estaba el subcampeonato que, junto al campeón de Liga, obtenía un billete para la próxima edición de la Champions League. Así, llegaron los previamente mencionados a la última jornada con apenas un par de puntos de distancia entre sí, además del Atlético de Madrid y Celta de Vigo. A pesar de sus escasas opciones, ni colchoneros ni celtiñas dejaron de creer en el milagro.
15 de mayo de 1998, la última gran noche liguera en La Catedral
El único que dependía de sí mismo para lograr el objetivo era el equipo vizcaíno. Su rival era el Real Zaragoza. Sin nada en juego, los maños se enfrentarían a un San Mames volcado más que nunca con los suyos, y que tendría que dar la cara sin Josu Urrutia, lesionado.
Con el balón en juego, se acabó demostrando que ni siquiera la baja de uno de sus pilares podría amedrentar al león. San Mames rugió como hacía mucho que no lo hacía para llevar en volandas a su equipo hacia la victoria. De ese modo, llegó el 1-0 en el minuto 40 de la mano del Gallo Etxeberria.
En la segunda parte, el escaso margen no eximió de sufrimiento a nadie. Finalmente, el final del encuentro llegó. Ya era oficial. El Athletic Club era equipo de Champions League. Por primera vez desde que cambió el formato, los leones se pasearían por Europa para enfrentarse a los mejores equipos del continente.Por otro lado, lo que más se recordará de aquella noche fue la celebración. Especialmente, el show protagonizado por el míster, desde sus pases toreros con ikurriña en mano a su celebración en la grada, convertido en un hincha más.
Dos semanas más tarde, con la euforia vivida aún latente, se disputó el partido de celebración por el Centenario. La invitada fue la selección brasileña, que se enfrentaba por primera vez en su historia a un equipo. El entonces entrenador carioca alineó a figuras de la talla de Roberto Carlos, Rivaldo, Bebeto o Ronaldo Nazario. El encuentro terminó en empate a uno. Carlos García adelanto a los leones en el 19’, pero el gol de Rivaldo a los cinco minutos de la segunda mitad evitó la victoria local.
Sin embargo, no por ello se aguó la fiesta en la villa. Después de varios años vagando sin pena ni gloria, el Athletic Club y San Mames volvieron a sonreír, rememorando los mejores años de la historia de este fiero equipo, y que el 15 de mayo de 1998 vivió posiblemente la última gran noche de aquel legendario estadio en Liga.