Estamos todos deseando que el fútbol, eso que dicen que es mucho más que un deporte, vuelva a nuestras vidas de la mejor forma posible
Ante la difícil situación que estamos viviendo, lo único que nos queda es llenarnos de paciencia y esperar a que todo esto pase.
Tarde o temprano el fútbol volverá a nosotros para hacernos disfrutar como siempre lo ha hecho. Son muchas las opiniones respecto a las limitaciones que tendrá hasta conseguir volver a la completa normalidad, así que aquí va la mía.
Para mí, el fútbol está hecho por y para el espectador, aunque en los nuevos tiempos el dinero haya pasado a tener una importancia increíble, hasta ser casi el protagonista. Aún así, lo que se vive dentro de un campo de fútbol viendo a tu equipo, o simplemente en un bar con tus amigos, no se puede comparar con ningún otro sentimiento.
Pienso que el fútbol sin espectadores es como si a una película le quitas su banda sonora, es decir, algo impensable. Por este motivo, yo preferiría esperar un poco más de tiempo pero que cuando se reanude el fútbol, sea en su mayor esplendor.
Las consecuencias de jugar sin público
Por un lado, el hecho de jugar sin público se ha pensado con el objetivo de velar por la seguridad tanto de aficionados como de los propios jugadores y cuerpo técnico. Está claro que en tema de salud sería la mejor opción, ya que disminuiría, y mucho, el riesgo de contagio, aunque los jugadores igualmente se expondrían al virus.
Otro de los beneficios sería el ahorro económico que supone el jugar a puerta cerrada. No haría falta personal para controlar posibles altercados entre la aficiones. Sin embargo, esto supondría la falta de trabajo para policías, médicos y muchas otras personas que trabajen en el sector.
Aparte de esto, obviamente, supondría pérdidas de dinero a las grandes empresas o incluso a los propios clubs. No generarían ingresos de las miles de personas que en condiciones normales irían al estadio.
Por último, los equipos se verían obligados a jugar en los campos de entrenamiento, ya que si jugasen en los respectivos estadios, tendrían que gastar mucho más dinero en el mantenimiento tanto de césped, gradas o las demás instalaciones y servicios.
El problema de jugar en los campos de entrenamiento, la calidad de los mismos. No podemos comparar un estadio de cualquier equipo con el recinto donde entrenan, por lo que si jugasen aquí, el riesgo de lesiones sería mucho mayor.
Las consecuencias de jugar con público
Por otro lado, jugar con público, no creo que necesite mucha explicación. Todos los que hemos tenido la suerte de ir a ver a nuestro equipo al estadio, sabemos lo que se vive allí dentro. Por 90 minutos, te olvidas de cualquier tipo de problema que tengas y solo piensas en animar y ayudar a tu equipo desde arriba. Las previas de los partidos, los mosaicos que te dejan con la piel de gallina, cantar el himno a capella y quedarte después del partido a despedir a tu equipo… Todo eso no tiene comparación.
En el ámbito económico, ayudaría a los equipos a subsanar las pérdidas que están teniendo ahora. Sin embargo, lo que más hay que tener en cuenta si el fútbol se reanuda con aficionados, es el riesgo de contagio y un posible nuevo brote del virus debido a la aglomeración de personas en un espacio cerrado.
Lo que está claro es que la decisión primará sólo una cosa: seguridad o economía. Objetivamente, sería más sensato lo primero, para acabar con esta situación cuanto antes y retomar la normalidad lo más temprano posible. Veremos cuál es la decisión de la RFEF próximamente.