Ya han pasado 17 años desde que el Osasuna sorprendió al Atlético de Madrid en su centenario
La fecha, el sábado 26 de abril del 2003 y el lugar, el Vicente Calderón. El Atlético de Madrid cumplía 100 años, su centenario. El Atleti tenía partido y además lo jugaba en casa, frente a un equipo en una racha negativa bastante amplia.
Era toda una guerra de carismas en los banquillos, del lado local, “El Sabio de Hortaleza”, Luis Aragonés, y del lado visitante, Javier “El Vasco” Aguirre. El equipo navarro venía de una racha negativa de ocho partidos sin ver la victoria.
Con el príncipe Felipe de Borbón en la grada, se respiraba un ambiente de fiesta, los aficionados locales esperaban una victoria sencilla, y así celebrar el centenario de su equipo de la mejor manera posible. Los colchoneros tenían todo a favor para esta disputa.
Durante todo el encuentro, los aficionados aplaudían y animaban a su equipo. Pero a pesar de tener todas las de perder, los jugadores del Osasuna no se dejaron intimidar ante el local ni ante sus invitados.
Los rojillos jugaron un partido sólido y mostraron su mejor cara, la mala racha que atravesaban en ese entonces hacía peligrar su permanencia en Primera División. Al Osasuna le empujaba el orgullo, y al Atleti, los aficionados.
Casi finalizada la primera parte, el Osasuna fue al ataque y demostraron su juego en equipo. Una presión alta hizo que los locales se precipitaran y los rojillos recuperasen el balón. Valdo se llevó el balón y arrastró a la defensa mientras Manfredini se desmarcaba. Valdo le dio un preciso pase a Manfredini y este chutó, pero el portero local rechazó el balón. El rechace dejó el balón muerto en el área pequeña, a lo que Iván Rosado reaccionaría para marcar a puerta vacía.
Lo que todos conocen como un gol “psicológico” fue lo que hundió al Atlético de Madrid. La segunda parte fue todo un ataque constante de los locales, pero ni el guardameta rojillo ni la defensa se dejó vencer. Ese solitario gol fue lo que marcó el centenario de los locales, pues este terminaría 0-1.
El partido acabó con unos fuegos artificiales para celebrar el centenario, pero el partido amargó la celebración de los locales y alegró a los visitantes.