El portero argentino estaba cuajando una notable temporada en el Montpellier de la Ligue 1, pero no volverá a la Real.
La situación del arquero platense en la Real Sociedad ha tenido sus altibajos. Sus primeras temporadas resultaron prometedoras tanto para el club como para la afición, que veían en el joven guardameta un proyecto de futuro. Tras la huella que dejó Claudio Bravo en el conjunto txuriurdin, había que buscar un sustituto de garantías. Sin llegar a rendir a un nivel sobresaliente, Rulli se hizo dueño y señor de la portería.
Pero no todo ha sido un camino de rosas en su andadura como blanquiazul. Tras las primeras temporadas en las que no tuvo demasiada competencia, aún mostró varias facetas en las que podía mejorar. No obstante, sus últimas dos temporadas en la Real no fueron nada fáciles. Llegó Miguel Ángel Moyá, y tuvo que aceptar la competencia que este suponía para el puesto de titular.
A Gerónimo le pudo la presión, mostrando una serie de dudas que afectó gravemente al equipo y sobre todo al propio jugador. Con la llegada de Remiro, tuvo que probar fortuna en otra de las grandes ligas europeas, la Ligue 1. En el Montpellier ha gozado de una continuidad que en San Sebastián no estaba para nada asegurada. Hasta el momento, estaba siendo uno de los guardametas más regulares de la competición, jugando el 93% de los minutos. Con 94 paradas en 25 encuentros con la elástica del club francés, se le presentaba la oportunidad para poder encontrar un nuevo destino, ya que se habría revalorizado en el mercado.
Sin embargo, en estos momentos el mundo del fútbol está paralizado, y el futuro de Rulli dependerá de la evolución del mercado. Está claro que, salvo sorpresa, no volverá a la Real Sociedad, ya que tanto el club como el jugador coinciden en que no es una opción viable. Menos con Roberto Olabe en la dirección deportiva; ambos tuvieron sus más y sus menos en los últimos días del futbolista en la capital guipuzcoana.