Goles, asistencias, juego, carisma… Luis Fabiano dejó su huella marcada bien fuerte en los corazones sevillistas.
Verano de 2005 en Sevilla, Joaquín Caparros toma la decisión de abandonar el banquillo de Nervión para que llegase Juande Ramos. Y con él, una larga lista de jugadores que posteriormente marcarían una época dorada en el libro sevillista. Entre ellos, Maresca, Palop, Escudé, Kanouté… Y desde Portugal, un Luis Fabiano que llegó como un cualquiera y se fue como una leyenda.
En julio de 2005, se hacía oficial el fichaje de Luis Fabiano por el Sevilla, procedente del Oporto por 10 millones de euros. Después de un año donde, recibió el doble de tarjetas amarillas (6) que goles marcó (3), el brasileño no le entraba por los ojos a una afición sevillista ilusionada por volver a jugar competición europea y tuvo un rendimiento muy irregular durante la temporada. Pero, en ese mismo año, Luisfa fue el primer jugador de la historia del Sevilla en meter un gol en una final europea. Cuando en la primera parte recibía un centro de Dani Alves y con un salto y giro de cuello perfectos, la ponía inalcanzable para el portero del Middlesbrough. A partir de ese momento, con más confianza empezó a mejorar notoriamente sus cifras.
En la siguiente temporada, Juande empezó a colocarle al lado de Kanouté, formando una de las mejores duplas de delanteros que se recuerdan en la historia de la liga. Tal fue el rendimiento de ámbos, que ayudaron al equipo para ganar la segunda copa de la Uefa consecutiva, esta vez en Glasgow ante el Espanyol. También para ganar la Copa del Rey en Madrid contra el Getafe y al Barcelona por 0-3 en la Supercopa de Europa en una exhibición rojiblanca. 15 goles fueron los que hizo el brasileño en todas las competiciones, números buenos pero muy poco comparables a la salvajada que materializaría la siguiente campaña.
En la temporada 07/08, el de Campinas hace la friolera de 34 goles y reparte 4 asistencias. Números que hacen que el Sánchez Pizjuán le ovacione en muchas ocasiones y lo bauticen como “O fabuloso”.
5 de esos 34 goles, fueron en la Champions League en 8 partidos que juega el Sevilla en la máxima competición continental.
Esa temporada, también contribuye en el título de la Supercopa de España que los hispalenses le ganan al Real Madrid de manera muy contundente por 6-3 en el resultado global de los dos partidos.
En la Liga quedan 4º después de la salida inesperada de Juande Ramos al Tottenham con la temporada empezada y la trágica pérdida de Antonio Puerta, días antes del partido de la Supercopa de Europa ante el Milan que pierde con los italianos por 3-1.
La siguiente temporada sus cifras, aunque siguen siendo buenas, bajan y, como consecuencia, el club no gana ningún título ese año. También fue bien sobre todo en la competición doméstica, quedando 3º que daba plaza directa para la siguiente edición de la Champions League.
En Copa del Rey, caen en semifinales y en UEFA hay un desliz inesperado, abandonando la competición en fase de grupos. 16 goles hace y es la campaña donde tiene la famosa pelea con Diogo en La Romareda.
En la 09/10, sus prestaciones goleadores suben a 18 goles, pero lo que sorprendió fue su nivel en el tema asistencias. Acostumbrado a no dar más de 2, en esa ocasión regaló 7 balones que a posteriori fueron convertidos a goles.
El Sevilla vuelve a meterse en Champions tras ese famoso gol de Rodri al Almería en el último suspiro de liga. En cambio, la Copa del Rey volvía a Eduardo Dato, esta vez en propiedad al ser la quinta en toda la historia, al ganar al Atlético por 2-0 con goles de “Zipi y Zape”. (Diego Capel y Jesús Navas).
Esta temporada nombrada anteriormente iba a ser su última completa como jugador sevillista puesto que en la 10/11, en enero se marcha al Sao Paulo. Metió 14 goles en medio año. En su despedida, no pudo evitar que se le cayeran las lágrimas recordando los 5 años y medio de gloria que le dio al Sevilla.
A día de hoy, se le recuerda cariñosamente con mucha nostalgia, pues es muy dificil encontrar un delantero a la altura del gran “O Fabuloso”.