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Fútbol Histórico: La selección argentina de Sabella

La última vez que la selección argentina estuvo cerca de levantar el título más codiciado a nivel de selecciones, fue el mundial de 2014, que se hizo en Brasil

Argentina había perdido la Copa América de 2011 jugando como local, en cuartos de final, cayendo frente a Uruguay en los penaltis. Este fue un duro golpe para un grupo de jugadores que ya iba tocado por lo que ocurrió en el mundial de Sudáfrica, en el que tampoco habían pasado de cuartos, con Diego Maradona como técnico. Este nuevo fracaso, hizo que la AFA apostase por un cambio en su dirección deportiva, optando por Alejandro Sabella como entrenador. Este llegaba “libre”, habiendo dirigido con anterioridad a Estudiantes de la Plata. Allí guardan un buen recuerdo por él, aunque se marchó por la puerta de atrás, en mitad de la temporada, tras múltiples problemas con los directivos. Otros candidatos habían sido Carlos Bianchi o el ‘Tata’ Martino.

Al acabar la fase de clasificación hacía el mundial, terminaron líderes del grupo de Conmebol. En parte influyó el hecho de no competir con Brasil, que había clasificado como local, aún así, tuvo mérito el trabajo del entrenador, que perfeccionó la plantilla añadiendo su método de trabajo y sus diferentes esquemas. Sabella nunca se decidió por un sistema exacto y, hasta las semifinales del mundial, no vimos que alinease los mismos perfiles (que también repitió en la final).

El 13 de mayo de 2014 se anunció su lista de 30 jugadores, de la que tendría que descartar a siete de ellos para la convocatoria final. Se cayeron Lisandro López, Gabriel Mercado, Nicolás Otamendi, Fabián Rinaudo, Éver Banega, José Sosa y Franco Di Santo. En la actualidad, conocemos muy bien a Nicolás Otamendi o Éver Banega, pero en aquel momento jugaban en Atlético Mineiro y Newell’s Old Boys (respectivamente) y esto pasó factura en la decisión final de Sabella.

El comienzo del mundial

El capitán de aquel equipo era Lionel Messi, función que había cumplido desde que Alejandro llegase al banquillo de la selección, relevando de dicho puesto a Javier Mascherano, que aún así se mantuvo en la plantilla, como un jugador clave además. Muchos llegaron a decir que el capitán para todos seguía siendo ‘Masche’, y que esto era una manera de motivar más a Messi para la fase final del torneo, en la que necesitaban la mejor versión de La ‘Pulga’.

Comenzaron la fase de grupos en Maracaná, ganando a Bosnia por un 2-1. Los goles de Argentina llegaron por un tanto en propia de Kolasinac y un gol del capitán. Ibisevic descontó en los últimos minutos, pero no fue suficiente. Aquel día habían jugado con un característico 5-3-2, que en fase defensiva tenía una transición bastante extraña. Además de los cinco defensas, Mascherano salió como pivote, y se incorporaba a la línea de centrales para replegarse, cosa que también hacía el carrilero zurdo, Marcos Rojo, dando lugar a un 6-2-2 muy complicado de interpretar. Aunque fue suficiente para llevarse los tres puntos, Sabella sabía que no iban a llegar lejos si defendían tan activamente y dejaban las tareas ofensivas a Messi y Agüero, quiénes debían hacer todo el trabajo.

El desarrollo de la fase de grupos

La segunda jornada se llevaron el triunfo por la mínima, con un gol de Leo Messi sobre la campana, en el 91. Lo que vimos en el estadio Belo Horizonte dista mucho de ser buen fútbol. Irán centró sus esfuerzos en defender por activa y por pasiva, sin ningún objetivo claro, una defensa que, eso sí, supuso un auténtico cerrojo para el ataque argentino. Aquella segunda jornada, Sabella apostó por un 4-3-3 que no dejaba de ser un sistema muy defensivo, con Marcos Rojo en banda izquierda, Mascherano como pivote y Gago como interior, creando muy poco juego. Además, el ‘Kun’ partía desde banda, donde se le notaba desaprovechado, él mismo se mostraba disgustado por su labor, aunque no fue por que hiciese poco esfuerzo.

Messi abrió el marcador, solo un minuto después Musa respondía. En el descuento de la primera parte Leo volvía a adelantar a Argentina. En el 47′ Musa lograba su doblete empatando el partido, para que Marcos Rojo lo resolviese en el 50′. Visto así, parece que fue un auténtico duelo de ataque, en el que ganó el que mejor lo hizo y, ambos equipos lucharon por los tres puntos. Nada más lejos de la realidad. El único cambio que hizo Sabella respecto al partido contra Irán, fue colocar a Messi como ’10’ y apostar por una doble punta de Agüero e Higuaín. Si bien volvieron a llevarse los tres puntos, fue muy complicado para los centrocampistas afrontar esta falta de extremos, teniendo que multiplicar ellos su trabajo, cometiendo errores que, sumados a la poca concentración en defensa, permitieron a Musa hacer peligrar la victoria de la Albiceleste.

Los octavos de final

En octavos de final, se encontraban con Suiza, una selección que había quedado segunda en su grupo, viéndose superada por Francia. El 4-2-3-1 de los europeos era un esquema fijo, que no se limitaba a la pizarra. La interpretación de este era muy simple, en fase defensiva Xhaka se unía al doble pivote, los demás mantenían su posición en todo momento.

Mientras, Sabella pareció dar con su tecla. En portería Romero, con Fede Fernández y Garay como centrales, Zabaleta y Rojo en bandas, Gago y Mascherano como doble pivote, Lavezzi y Di María como volantes, para completar el once con Messi de falso nueve e Higuaín de referencia. Si bien este esquema supuso una gran mejoría, tuvo su último retoque de cara al partido de cuartos, porque era inviable jugar con dos extremos puros como volantes, por mucho que pudiesen desempeñar otras posiciones (Lavezzi delantero centro y Di María interior, pero ninguno siendo ese volante que quería Sabella).

El quinto partido

El quinto partido, que había formado una maldición para los argentinos desde el anterior mundial, fue el que marcó para siempre la carrera del ‘Fideo’. Volvió a jugar como volante, aunque en este caso partía como extremo casi, teniendo Messi total libertad. En fase defensiva, sí que volvían a ese 4-4-2 tan pronunciado y que seguía dejando que desear. La clave fue su lesión en el minuto 33′, entrando Enzo Pérez al mundo. Esta lesión cambió la carrera completa de Di María, perdiéndose el resto de un mundial en el que estaba siendo uno de los mejores, perdiendo el puesto en el Real Madrid en favor de James Rodríguez y, viendo lastimado siempre su muslo derecho, que nunca se recuperó del todo. Un gol de Higuaín, en el minuto 8, dio el pase a Argentina frente a los belgas.

Los últimos dos partidos

Enzo Pérez sí cumplía por completo con lo que pedía de él a nivel defensivo el 4-4-2, aunque nunca llegó a ser la mitad de lo que era en ataque Di María. La falta de la incidencia del jugador del Real Madrid (durante aquel torneo), se vio reflejada en el resultado, un 0-0 tosco en un partido que no llamó la atención, sin llegar en ningún momento a dar espectáculo a los 63.000 presentes. En los penaltis, las paradas de Sergio Romero a los remates de Vlaar y Sneijder, dieron el pase a la albiceleste, que volvía a la final de un mundial 24 años después, frente a la misma rival, Alemania.

La gran final

74.738 personas iban a ver la resolución del mundial de Brasil. Los europeos llegaban al partido después de eliminar en un partido histórico a los locales, con un abultado 7-1 que nunca olvidarán en Belo Horizonte. Los primeros 90 minutos fueron un claro conflicto de intereses, ambos equipos chocaban, querían atacar en las mismas zonas y cometían los mismos despistes defensivos, fue una clara contraposición de estilos.

Esto cambió en la prórroga. La selección de Joachim Löw se vio muy reforzada, adelantándose a todo lo que hacían los jugadores de Sabella, que por mucho que lucharon, fueron incapaces de frenar a los alemanes. En el minuto 113′, Mario Gotze puso el 1-0 que dio el título mundial a Alemania. Si Rodrigo Palacio hubiese tirado de otra manera, hubiesen visto el claro penalti que cometió Neuer sobre Higuaín o, no hubiesen anulado el gol del ‘Pipa’, la cosa hubiese sido diferente, pero no por ello hay que infravalorar la labor del ‘Profe’ Sabella.

Tras su paso por la selección, se retiró definitivamente debido a sus problemas de salud, que aún siguen pasándole factura aunque, como él mismo dice: “le pido a mis jugadores el 100% en el campo, así que yo doy ese 100% para ganarle al cáncer”.

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