Arrasate se destapa como uno de los entrenadores revelación de la temporada. Sus éxitos no son fruto de casualidad y hoy analizamos su impacto en el club rojillo
Osasuna antes de Arrasate
Contextualicemos. Osasuna consuma en 2017 un descenso que resultó traumático en una temporada en la que la humillación fue la tónica habitual y la victoria un ‘rara avis’. Vasiljevic comenzaría la temporada como director deportivo. Acabaría como entrenador en un equipo que carecía de experiencia en la máxima categoría en el caso de la quinta de jóvenes navarros. Estos eran David García, Unai García, Buñuel, Olavide o Berenguer. Tampoco había nivel en la mayoría de fichajes que llegaron, los cuales fueron Fuentes, Loé, Causic o Riviere.
Dada la situación, el club decide tomar medidas y releva a Vasiljevic por un hombre que hoy en día es reconocido por su transparente y excepcional labor en Pamplona: Braulio Vázquez. De su mano llegó Diego Martínez, que completó un año de transición en el que echó en falta la figura de los extremos. Esto era algo vital para el andaluz, así como la falta de gol que protagonizaron los hombres que estaban llamados a ello.
Ejemplos son los casos de Mateo García y Sebas Coris, que no estuvieron a la altura. Tampoco Quique, en el que Diego depositó una inmensa confianza que le fue devuelta con tan solo 4 goles en 42 partidos disputados. A pesar de no conseguir siquiera obtener un puesto en playoffs, Diego Martínez sentaría las bases del equipo realizado un meritorio trabajo que fue rematado por el hombre que sería su sustituto: Jagoba Arrasate.
El primer año de Jagoba
El de Berriatua llegó y desde el primer día dejó claro que “no iba a regalar nada” y que siempre había tenido cariño a Osasuna por lo que representa “El Sadar y la sociedad navarra”. El segundo fue, quizás, el otro factor que no consiguió explotar Diego Martínez, pero el vasco lo tuvo en cuenta incluso para elaborar el modelo de juego que iba a implementar en el conjunto rojillo.
Enfatizó para el mismo en los centros laterales que siempre han gustado en Pamplona, sumado a balones largos a las bandas para buscar segundas jugadas en las que tenía que salir victorioso. Continuó con el excepcional trabajo que había realizado el anterior técnico en la fase defensiva. Osasuna se sentía cómodo trabajando con líneas muy juntas y con una admirable capacidad para despejar los centros laterales mediante un imperial David García, la figura de Unai García que transmitía seguridad en todos los aspectos y Aridane.
Una nueva formación
De esta manera, en el primer año sería habitual ver a Osasuna jugando un 4-2-3-1 con la figura de un jugador muy talentoso, con capacidad para decidir partidos en la mediapunta (normalmente Torres o Rubén García). Además, un delantero con un perfil presionante, que ayudase en el trabajo sin balón, que atacase bien los espacios en las transiciones y que pudiera aprovechar los centros o crear espacios para las constantes llegadas desde segunda línea. Brandon y Juan Villar desempeñaron este papel.
Dada la presencia de estos delanteros, requería la presencia de laterales que aportaran ofensivamente para que los extremos pudieran meterse por dentro con libertad y no fueran siempre los encargados de colgar los balones al área. Contó en esta tarea con Clerc y Nacho Vidal, que habían experimentado una destacada mejoría en el aspecto defensivo.
Respecto a los extremos, podía contar con los anteriormente mencionados Torres y Rubén y con extremos de un perfil más regateador, con facilidad para encarar al rival y esa velocidad necesaria para desempeñar este tipo de juego: Robert Ibáñez y Barja. Un conjunto de jugadores que acabó obteniendo un merecidísimo título de LaLiga SmartBank.
En el centro del campo, además del mediapunta, Oier se hizo con un puesto en el mediocampo rindiendo a un gran nivel sobre todo sin balón y encontrándole un sitio tras haber pasado por el centro de la zaga y por el lateral, acompañado usualmente de Mérida o Íñigo Pérez.
Éxito en Primera
En la segunda temporada del ex técnico de la Real Sociedad en el banquillo del Sadar, continuó siendo su fortín iniciando la temporada con 23 partidos seguidos imbatido, una racha que se alargó hasta 31. Adaptó el sistema pero no renunció a las señas de identidad que tanto éxito le habían dado.
A pesar de que no es raro apreciar 4-2-3-1, el sistema más habitual pasó a ser el 4-4-2, aunque en función del resultado. Tiende a usar ese mediapunta cuando es favorable con el objetivo de sumar una ayuda más en la presión y cuando el equipo está replegado. En ocasiones, contando incluso con Darko Brasanac en esta posición.
Cuando emplea este sistema, siempre cuenta con al menos un extremo del perfil desequilibrante para ser efectivos en las transiciones defensa-ataque. Además, Arrasate cuenta con una gruesa nómina de delanteros. Cardona, que es talentoso, rematador y crea un gran juego de espaldas.
Y en una línea similar hallamos a Enric, que tiene una forma de jugar mucho más posicional siendo un ‘9’ clásico. Complementan esta demarcación Adrián, que es un delantero que es capaz de crear juego y espacios, con una gran visión de juego, así como Arnáiz que puede desempeñarse como extremo.
Importancia a los jugadores de casa
Por otro lado Arrasate se definió en su presentación como un “entrenador de cantera”, que le gustaba “dar oportunidades, pero sin regalar nada”. Este año lo ha demostrado, sorprendiendo a todos con la titularidad de Moncayola en la primera jornada, y completando éste un soberbio partido.
Explotó al máximo las cualidades de Oier, haciéndole muy partícipe en especial de las transiciones ataque-defensa donde es especialista. También en ganar segundas jugadas y liberándole de la salida de balón, que es uno de sus puntos débiles. Este aspecto correría a cargo de la clase que atesoran Mérida e Íñigo Pérez, que también usan la inteligencia que les caracteriza para colocarse en el campo de manera más que correcta.
Una increíble mejora en defensa
En la portería, consiguió que tanto Rubén como Sergio Herrera se sintieran importantes y rindieran a un gran nivel. Mérito también de Richard Sanzol, entrenador de porteros. Mientras que Vidal mantuvo su gran nivel e Estupiñán hizo las funciones de Clerc.
Su excepcional capacidad ofensiva se vio al principio nublada por la inseguridad defensiva que transmitía. Sin embargo, su mejora especialmente en los perfiles defensivos le ha permitido defender mucho mejor. Muy llamativo es el caso de Aridane, que ha ganado mucha importancia demostrando una gran mejora en la toma de decisión ofensiva y manteniendo su fiabilidad defensiva.
De esta manera, Jagoba Arrasate se convierte en uno de los técnicos rojillos más queridos y con mejor rendimiento del país.