Desde que regresó la acción a la Segunda División, el equipo de Martí ha variado sus onces hasta, en el día de ayer ante el Numancia, encontrar la que pareció ser la tecla correcta
El primer encuentro que disputó el conjunto de Martí tras la crisis del Covid-19 fue ante Las Palmas, en el Estadio Gran Canaria. En las islas, el técnico balear del Girona optó por alinear a Riesgo en la portería, Mojica, Ignasi Miquel, Juanpe y Maffeo en la línea defensiva, Gumbau y Diamanka en el doble pivote y Borja García en la mediapunta, mientras que Gallar y Jairo actuaron en las bandas de un ataque liderado por Stuani en la punta de la lanza.
Ese partido estuvo muy trabado, con un medio del campo inoperante en la construcción, con una línea defensiva pasiva con la salida del balón y unos laterales que no se proyectaron en ataque como se esperaba de ellos. Stuani no recibió balones de gol mientras que Borja y los extremos no estuvieron acertados en los últimos metros. El partido terminó en empate a cero.
Los cambios seguían sin funcionar
El segundo encuentro tuvo lugar en Montilivi, contra el Racing, el último en la tabla. Martí inició el partido con casi el mismo once, con las únicas novedades de Aday y Samu Sáiz, que sustituyeron a Jairo y a Gallar, que ocuparon la posición de extremos en el anterior choque. Pese a los cambios que el mallorquín hizo en el encuadrado ofensivo, el equipo no generó lo suficiente como para poder anotar ni siquiera un gol. 0-0 y comenzaba la preocupación en Girona.
Tercer partido tras el confinamiento ante el Elche. Un rival directo y una obligación, ganar. En esta ocasión Pep Lluís optó por cambiar solamente el doble pivote. Sentó en el banquillo a Gumbau y Diamanka, y dio entrada a Granell y Christian Rivera, dos jugadores que no pudieron jugar anteriormente por problemas físicos. Se notó la entrada de ambos en cuanto al control del centro del campo en algunos tramos de partido, pero la proyección ofensiva y la determinación por las bandas fue lo que impidió luchar por los 3 puntos al equipo rojiblanco, que se llevó una decepción de Elche encajando una derrota por 1-0.
El partido donde cambió todo
Llegaba el cuarto ante el Numancia y los nervios por al menos mantenerse en el play-off estaban presentes. El equipo numantino, que es el peor equipo de la segunda vuelta en LaLiga Smartbank, se presentaba en Montilivi ante un equipo necesitado de 3 puntos, al igual que ellos. Esta vez Martí reaccionó y sentó en el banquillo a los dos laterales habituales, Maffeo y Mojica, cuyas actuaciones en los tres partidos disputados hasta la fecha fueron bastante decepcionantes. Ambos no aportaban en ataque y, sobretodo el colombiano, carecía de autoridad defensiva en su banda.
Debido a ello, el técnico gironí dio la oportunidad de jugar a Brian Oliván y a Jordi Calavera. Ambos jugadores superaron las expectativas y ayudaron a ganar a un Girona que pareció otro equipo. Granell estuvo espléndido, los de arriba mataron el partido como debían, y la línea defensiva se mantuvo realmente sólida.
Tras su primera victoria después de la crisis sanitaria, se espera que el Girona aún pueda luchar por subir a Primera, o al menos eso es lo que se espera del equipo. Veremos si la victoria fue, o no, solamente un espejismo en medio del desierto.
