El gran artista jamaicano marcó una época, además de ser un gran apasionado del mundo del fútbol
Bob Marley es una de esas personalidades difíciles de olvidar, y más aún si se es amante del fútbol. El cantante fue una importante figura durante los años 70, impulsando la música Reggae y el movimiento rastafari.
Pero sin duda, lo que más destacó en Bob Marley fue su sonrisa y felicidad. Aunque, como todos al fin y al cabo, tenía un lado no tan alegre lleno de excesos. Pese a esa mala vida, el jamaicano sacaba tiempo para hacer deporte, más conocido como fútbol.
Él mismo se declaró un gran devoto de este deporte, siendo un amor trágico, de lo cual hablaremos más adelante. Bob Marley era un personaje carismático que tenía en el fútbol un mundo a parte. Su manera de escapar y aislarse de todo era dando patadas a un balón.
Bob Marley no sentía tanta pasión hacia unos colores, aunque se dice que era un gran aficionado del Boys Twon FC (equipo de Jamaica) y el Santos, por el gran Pelé. Su amor y pasión hacia el fútbol era por puro deporte y entretenimiento.
Otros grandes artistas del mundo de la música como Rod Stewart o Elton John también mostraron al mundo su gusto por el fútbol, pero ninguno de ellos lo demostró como Bob Marley. De hecho, Alan Skill Cole (jugador jamaicano) afirmó que uno de sus mayores sueños se cumplió cuando jugó en el National Stadium de Jamaica, lugar donde se construyó una estatua en su honor.
Tal era su afición al fútbol que no le costaba mucho organizar pachangas donde fuera. En sus ratos libres e incluso antes de los conciertos, para liberar tensión, era muy común verle jugar. Gracias a todos los partidos que organizó, conoció a muchas figuras de este deporte, llegando a formar un pequeño equipo en Brasil, en el cual jugaba Paulo César.
Volviendo a los conciertos, Bob Marley era una persona muy carismática, con anécdotas como que tras terminar o empezar un concierto, jugaba al fútbol con los miembros de su banda. Los periodistas y reporteros aprovechaban esas situaciones para hablar con el famoso cantante. Aunque el jamaicano respondía con frases míticas como «tendrás que jugar un partido contra mí para conocerme».
Bob Marley demostraba siempre su amor al fútbol. Daba igual el lugar o con la gente que tratara, siempre conseguía sacar un rato para descansar y viajar a su otro «mundo». No obstante, este amor acabó en tragedia, o al menos eso se cuenta entre la gente.
En torno a 1979, Bob Marley organizó una pequeña pachanga en uno de sus viajes a Londres, contra unos periodistas y su banda. Se comenta que en uno de los roces del encuentro, Danny Baker (de la revista Rock and Roll) le hizo una dura entrada que le provocó una herida grave en un dedo del pie derecho.
Esa herida evolucionó en un melanoma maligno, el cual alcanzó todas las partes de su cuerpo, llegando a producir una metástasis incurable. Los médicos fueron claros, tenía un mes de vida. Bob Marley, con su carácter tan positivo, no se vino abajo y siguió cautivando al público.
Finalmente, en 1981, Bob Marley acabó muriendo por una lesión, la cual fue provocada por lo que más amaba y disfrutaba en el mundo, jugar al fútbol. El mundo de este deporte le debe mucho a un cantante que no se encerró en seguir a un equipo, sino en experimentar lo que verdaderamente es jugar al fútbol. Evadirse, disfrutar y sentirte uno con el balón. Tenemos mucho que aprender de Bob Marley, quien donde quiera que esté seguro que sigue dándole patadas a un balón.