En plena dictadura militar de Jorge Videla, Argentina ganó un Mundial con un gran Kempes, entre muchas sospechas y un país plagado de gritos y sangre.
Un 24 de marzo de 1976, el gobierno de María Estela Martínez de Perón, viuda de Perón, fue derrocado por el golpe de Estado de Jorge Rafael Videla. El nuevo presidente de Argentina le dio mucha prioridad al fútbol, y el Mundial que se disputaría en el 1978 serviría para maquillar la represión hacia toda aquella persona en contra del régimen. Incluso dentro del gobierno hubo conflictos entre el Ejército y la Marina para controlar la organización de la competición. Eso terminó con el asesinato de Omar Actis, y con el marino Carlos Lacoste como sucesor y principal sospechoso. Todo esto antes de empezar un torneo que seguiría dando polémicas.
Problemas con la dictadura
Desde Argentina había mucha ilusión, pero desde fuera se sabía toda la violencia que se estaba viviendo en el país. Se generaron movimientos para evitar que la Copa del Mundo se realizara en ese escenario, pero finalmente las protestas se debilitaron, así que la prensa internacional llegaría con un ojo puesto en la pelota y otro en el Golpe de Estado. El entonces presidente de la FIFA, Joao Havelange, tuvo un papel clave dando apoyo a Argentina y al régimen. Sin duda que también fue sospechoso de recibir sobornos por parte de Videla.
En cuanto a todo lo relacionado con el fútbol, ese Mundial tendría una nueva imagen, con el Adidas Tango como balón oficial. Aun así, hubo importantes ausencias, como la de Johan Cruyff, Beckenbauer y Maradona. El neerlandés se había retirado de la selección, el alemán estaba también en los últimos años de su carrera, y el joven argentino de 17 años, finalmente seria descartado por el seleccionador César Luis Menotti. Tampoco estuvieron el capitán albiceleste Jorge Carrascosa y el portero alemán Sepp Maier, que estaban totalmente en contra de lo que consideraban una farsa. Aun así fueron muy pocos los que se negaron a jugar.
El Mundial y su desarrollo
Ya en pleno Mundial, Argentina abrió el campeonato con una victoria ante Hungria por 2-1. Mismo resultado ante Francia, pero cayeron contra Italia por 0-1. Quedaron segundos en el Grupo 1, clasificando para la segunda fase. En el Grupo 2, los vigentes campeones, Alemania, quedaron también en segunda posición por debajo de Polonia. El equipo alemán se estaba regenerando tras el adiós de estrellas como Beckenbauer, Gerd Müller y Gabrowski. En el grupo 3, Brasil y Austria clasificarían, y España volvería a fracasar, y sería muy recordado el fallo de Cardeñosa ante Brasil. En el último grupo, la revelación Perú y Países Bajos clasificarían.
Tras la primera fase, donde se pasó de 16 a 8 equipos, el torneo se dividió en dos grupos, y el primer clasificado de cada se enfrentaría en la final. En el A, la Naranja Mecánica se opuso a Italia, Austria y Alemania Federal, mientras que en el B serían los anfitriones quienes alcanzarían la final, pero envueltos de polémica. Argentina y Brasil lucharon en el Grupo B tras dejar dudas en la primera fase, y todo quedó por decidir en la última jornada, donde estaban empatados a cuatro puntos. Brasil debía jugar ante Polonia, y Argentina ante Perú, pero la cosa se complicó.
Amaño ante Perú
Ambos duelos estaban programados para la misma hora, pero la organización pospuso el partido de los anfitriones. De esta forma jugarían sabiendo el resultado de Brasil y por cuantos goles deberían vencer a su rival. La selección carioca ganó por 3-1, y eso significaba que Argentina debía ganar por más de cuatro goles. Uno de los episodios más sucios del Mundial empezaba, y traería mucha controversia. Argentina ganaría 6-0 a Perú, por lo cual llegaría a la final del Mundial de forma muy sospechosa. Aunque no está confirmado, el general Videla ordenó a Carlos Lacoste amañar el partido.
Para ello ofrecieron a tres generales que viajaban con Perú un millonario soborno: 50 millones de dólares y 35 mil toneladas de grano. No solo eso, que Videla entrase en el vestuario peruano, que el portero Quiroga fuese argentino y la alineación de un suplente como Manzo, que posteriormente fichó por Vélez Sarfield, no ayudó para nada a pensar que se ganó de forma justa. Así fue como 48 años después Argentina llegaría a la final y Países Bajos lo haría por segunda vez consecutiva.
‘El Matador’ Kempes en la final
La Naranja Mecánica venía de maravillar en el Mundial de Alemania, quedando subcampeona, pero esta vez, sin Johan Cruyff y sin Rinus Michels en el banquillo. Ernst Happel era el encargado de dirigir a la selección tulipán, pero un Mario Kempes espectacular, que se encontraba en el Valencia, consiguió hacerles frente. Los europeos jugaron con un juego muy duro, y estuvieron a poco de adelantarse, pero el marcador se abrió gracias a Mario Kempes en el minuto 38. Ya en la segunda parte, Argentina no consiguió sentenciar, y Holanda empató a siete minutos del final con un cabezazo de Naringa, y el partido se fue a la prórroga. Esta vez ‘El Matador’ volvió a ser decisivo, y marcó el 2-1. Finalmente, Bertoni sentenciaría, y Argentina ganaría su primer Mundial.
El 3-1 convertiría a Argentina en la campeona del mundo, aunque quedaba la duda, si su triunfo se había fraguado en el campo o si se debió a las maniobras de Videla y su régimen. Ese Mundial además nos dejó muchas anécdotas, como por ejemplo, Francia jugando de verdiblanco, o Ralf Edstrom, de Países Bajos, siendo secuestrado e intimidado unas horas. Queda claro que en cada Mundial hay historias que contar, aunque sin duda que este dejó un sabor amargo al fútbol, por toda la gente que sufrió y murió detrás de los goles gritados.
