Todo apunta a que Luka Modric seguirá otro año en el Real Madrid, aunque con un rol menos protagonista que antaño
Cuando un madridista oye hablar de Luka Modric solo puede quitarse el sombrero. Desde su fichaje hasta la actualidad, toda la historia del croata ha sido loable desde que cruzó su camino en el Real Madrid. Forzó su llegada, esperó a tener su oportunidad, la aprovechó y ahora ha dado un paso atrás.
En un equipo de estrellas y egos, Modric ha sabido desempeñar un rol secundario. Desde la discreción ha copado cada vez mayor protagonismo en el Real Madrid. Como el actor secundario perfecto, ha sido siempre el eterno infravalorado.
Paradójicamente, cuando empezó su declive se fue cuando se le concedió mayor mérito. Y es que el 2018 fue un año discreto del croata, desde el cual no ha conseguido recuperar su nivel. Ha tenido destellos, grandes noches. No obstante, los años pesan y Modric ya no puede mantener el ritmo competitivo una temporada completa.
Es por esto que poco a poco, el espectador madridista va viendo como el 10 pierde progresivamente relevancia. Ya no es sorprendente verle fuera de las alineaciones o que salga al campo de revulsivo en el segundo tiempo. Sus piernas no aguantan treinta partidos completos.
Sin embargo, solo un profesional como él podría hacer de todo esto otra razón de elogio. Donde otras estrellas se han revelado contra el paso del tiempo el centrocampista ha sido todo un caballero. Cuando no se ha visto preparado para seguir al primer nivel ha sabido aceptar su degradación y de buen grado. No se ha quejado a la prensa ni ha tratado de forzarse una salida.
Siempre ha mirado por el bien del club. Muchas leyendas han pasado ante sus ojos por el club blanco. Casillas o Cristiano son solo dos ejemplos de valuartes que el club ha despedido de malas maneras. Precedentes que Modric no quiere seguir, porque él ama el club y sabe que cada minuto en el Real Madrid es un tesoro.