Desde la llegada de Roberto Olabe a la dirección deportiva en 2018, la Real ha evolucionado a pasos agigantados
El 18 de marzo de 2018 hubo un punto de inflexión en Anoeta. La Real Sociedad despedía a Eusebio Sacristán, entrenador que había llevado al equipo a Europa, y dimitía del cargo de director deportivo Lorenzo Juarros tras 10 años en el cargo. Llegaron Imanol Alguacil y Roberto Olabe a cubrir los puestos en una Real que se encontraba en un bucle de conformismo y gestiones deficientes que estaban llevando al equipo a posiciones lejanas de sus objetivos y con un juego pobre para la calidad de la plantilla. En estos 2 años, Olabe ha hecho que la Real haya completado un proceso que le sitúa en una posición muy prometedora para el futuro.
Juventud y experiencia
Uno de los procesos clave que ha llevado acabo la dirección deportiva ha sido el rejuvenecimiento de la plantilla. Jugadores como Xabi Prieto, Carlos Martínez, Imanol Agirretxe o David Zurutuza han dado paso a los Merino, Guevara o Barrenetxea, manteniendo la calidad pero sumándole un plus de frescura y hambre. La media de edad bajó en 2 temporadas casi 3 años, llegando a formar este año la 3º alineación más jóven de su historia con una media de edad de 22,3 años. Todo ello sin prescindir de la experiencia de Moyá o Illarramendi, que pese a ir soplando velas dan al equipo muchísima profundidad. El equilibrio perfecto entre juventud y veteranía.
La tecla correcta
Lo cierto es que ha costado que Roberto Olabe acierte con su gestión. Esta es su tercera etapa como director deportivo. En sus 2 anteriores, fichajes como Lee Chun Soo no dejaban buena fama de sus capacidades como director deportivo. Desde su llegada en 2018 cambió su modus operandi, y comenzó a apostar en jóvenes contrastados sin terminar de explotar, y jugadores con nombre y gran recorrido. Primero fueron Sandro y Theo, que salieron rana, pero que marcaban el camino a seguir. El año pasado, Isak, Odegaard, Remiro y Portu. Este año, el fichaje estrella de David Silva. Es cierto que la solvencia económica ha ayudado a que en esta etapa haya fructuado más que en las anteriores, pero el proceso evolutivo, interno y externo, es considerable. Cuando tocas bien el instrumento, la música suena mejor.
Filosofía
La gran dificultad con la que se ha encontrado Robeto Olabe era un dilema. ¿Seguir con la filosofía de cantera para todo, o dejar a un lado Zubieta y empezar a crear un equipo basado en fichajes? Pues bien, una conjunción de ambas ha sido el resultado, y sin duda, la mejor opción. La Real tiene la suerte de contar con una mina de oro por cantera, pero que puede verse completada con fichajes en las zonas más débiles. Sin renunciar a su identidad, consigue mejorar de manera infinita, siguiendo un modelo admirable. El club ahora entra en la dinámica de equipos como el Leicester, Atalanta, o Leipzig, que atrae las miradas de media Europa. Pero al proceso le falta la última pincelada: conseguir afianzar el proyecto a largo plazo, haciendo de la Real un equipo que luche por grandes cosas en esta nueva década. Y por ahora, éste es el camino.