El Sevilla vence en su sexta final de Europa League para hacerse con el título que les proclamaba campeones de la UEL
La primera mitad nos deparaba unos cuarenta y cinco minutos de un magnífico fútbol con dos goles del Sevilla y otros tantos del Inter de Milán, pero la segunda parte cambiaría la historia. Diego Carlos se alzaba, remataba de chilena y les hacía campeones de la UEFA Europa League por sexta vez.
Una primera parte de puro fútbol
Rodaba el primer balón en el Stadion Köln y cuatro minutos tardaba en llegar la primera acción. Corría Lukaku, Diego Carlos le cuerpeaba, el belga entraba en el área, pero el brasileño le pisaba por detrás, le derribaba y el colegiado pitaba penalti.
El que había fabricado el gol sería el que cogiera los galones suficientes como lanzar la pena máxima en la final. Pondría el balón a la derecha del portero y aunque Bono acertara el lado, no llegaría.
Minuto cinco y el luminoso ya reflejaba el dominio en el marcador del Inter de Milán, pero los hispalenses no se quedarían parados. Combinación de pases en centro del campo escorados a una banda, iban avanzando, buscaban la superioridad y la consiguieron.
Llegaba el balón a Navas situado en la derecha ponía un centro medido a la cabeza de Luuk de Jong. El holandés remataba y lograba el empate para el conjunto español, el partido estaba efervescente.
Minuto 15 y volvía a aparecer la polémica en el área sevillista. Los nerazzurros pedían mano, los hispalenses lo negaban y finalmente el colegiado tras la actuación del VAR a través del pinganillo decía que se siguiera jugando.
Partido de ida y vuelta, no había descanso. Un fallo defensivo era aprovechado por el equipos contrario para montar la contra. Probablemente este momento del partido favoreciera al Inter por la rapidez de sus delanteros y no tanto al Sevilla.
Era Ever, era Banega, era su último partido con el club de sus amores y tenía que ser él. Botaba la falta, ponía un centro medido de nuevo a la cabeza al anterior goleador. Volvía a aparecer el holandés, volvía a aparecer Luuk de Jong y entre los dos lograban el segundo del encuentro.
Ni un minuto tardaría el Inter de Milán en replicar el gol del Sevilla. Esta vez el que asistente y el goleador eran diferentes. La colgaba Brozovic, y aparecía dentro del área Godín que solo tuvo que poner la cabeza para batir a Bono. El Inter respondía y el 2-2 subía al marcador.
Último minuto de la primera parte y de nuevo Banega botaba una falta con mucho peligro. Esta vez el cabeceador era Ocampos pero Handanovic resolvía con solvencia. Se llegaba a la conclusión de los primeros 45 minutos y menuda primera parte nos estaba dando esta Europa League.
Diego Carlos, el protagonista
Comenzaba la segunda parte y un partido diferente al visto en la primera mitad del partido, pero las acciones no paraban de sucederse. La primera era del Inter de Milán. Acción por banda, le llegaba el balón a Gagliardini, quien disparaba, pero las piernas de Diego Carlos salvaban el gol cuando Bono se había tendido al otro lado. La de los sevillistas llegaba en una internada de Reguilón, que armaba la pierna pero el esférico se encontraba con la red lateral.
Ponía un pase al hueco el Inter en centro del campo y el balón llegaba a los pies de Lukaku. Arrancaba desde mitad de campo y se posicionaba solo ante el portero, pero ahí esta Bono. El marroquí adivinaba el disparo del delantero centro y salvaba al Sevilla del tercero.
Ocampos se tiraba al suelo y decía que no podía más. El técnico español retiraba al jugador lesionado para dar entrada a Munir.
Era de nuevo el futbolista rosarino. Colgaba una falta al área, era mal despejada por Bastoni y el rechace era aprovechada por Diego Carlos. Se colocaba de espaldas a la portería de Handanovic, se elevó al cielo de Colonia y ponía una chilena que terminaba en las mallas del Inter. Tocaba Lukaku pero la UEFA le daba el gol al autor de semejante remate acrobático.
Conte daba entrada a tres jugadores de entidad como Alexis, Eriksen y a Moses para retirar a Lautaro, Gagliardini y D’Ambrosio. El Inter no se rendía y en una jugada embarullada tendría una clarísima. Ponía el pie Eriksen, pero aparecía Kounde que estaba realizando un partido sobrenatural, para salvar el gol cantado sobre la línea de gol.
Jugada del Inter y cada vez que tiraban se encontraban con un muro. Ponía ser Diego Carlos, Kounde, Bono o incluso el Mudo Vázquez. El Sevilla era un bloque y no querían malgastar todo el esfuerzo de noventa minutos en uno.
Las lágrimas de ilusión, de alegría, de todo el esfuerzo realizado tenían su recompensa cuando el árbitro decretaba el final del encuentro. El Sevilla se hacía de nuevo con su competición fetiche, lograban la sexta Europa League y el Inter caía dejándose el alma en el campo.
