Los años no pasan en vano para nadie y el croata ya no aguanta los noventa minutos al 100%
Luka Modric llegó al Real Madrid en 2012 procedente del Tottenham. Tras 8 temporadas en el club merengue, el centrocampista tiene ya 35 años. Cuatro Champions, dos Ligas y un balón de oro son algunos de los galardones más importantes que ha logrado mientras vestía de blanco.
Es evidente que Modric ha sido uno de los mejores jugadores del Madrid de la última década. Una de las piezas de ese centro del campo que reinó en Europa durante más de 1000 días. Pero todo tiene fecha de caducidad, y el croata no es una excepción. La temporada pasada disputó 2631 minutos. A su edad, jugar tanto es una odisea en cuanto al físico se refiere.
Según avanzaba la temporada, el espectador veía como a Modric se le iba acabando la gasolina progresivamente. Sigue siendo preciso como un reloj, un comandante en el centro del campo. Junto a Kroos, lleva la batuta del equipo. El problema es que ese jugador que fue balón de oro ya no dura noventa minutos, dura cada vez menos.
Algún que otro madridista quiere venderle ya para sacar el máximo beneficio de un jugador que, para algún iluminado, no va a dar más de sí. No debería ser así. Luka Modric es uno de esos futbolistas que merece decidir su futuro. Debe ser él quien decida el momento de dar un paso a un lado. Él sabe mejor que nadie que puede seguir aportando al equipo y él sabrá cuando su cuerpo no dé para más.
En la temporada venidera, Zidane debería quitarle algo de protagonismo en el once. Debería jugar 90 minutos en partidos contados. Puede salir de revulsivo para aportar ese toque de magia que nunca se pierde o puede salir de titular para jugar una hora. Será difícil ver como Modric se va a ir disipando más y más con el paso del tiempo, pero como ya he dicho, nada es para siempre.
Debe ser Fede Valverde quien asalte ese puesto de interior derecho. El joven uruguayo es el futuro del Madrid y Zidane debería empezar a darle, si cabe, más protagonismo. De la sutileza y elegancia de Modric, pasaremos a ver a un centrocampista todoterreno que se vacía físicamente en cada partido. El madridismo tiene muchas esperanzas puestas en este perfil de futbolista tan diferente al de su antecesor. Veremos cuánto puede dar de sí.
