El delantero del Sevilla ha subido su cifra de goles y está demostrando que Monchi hizo bien fijándose en él
Todo llega para el que trabaja, al menos, eso se suele decir. Pues este es el caso de Luuk De Jong, que ha pasado de ser un desahuciado en el Sevilla a que toda la afición lo coloque como el delantero titular. El holandés, llegaba con cartel de goleador nato. Sus cifras en la temporada anterior a la 19/20 (primera en el Pizjuán) lo corroboran. Consiguió anotar 32 goles entre Liga holandesa y Champions, números que ilusionaban en Nervión.
Comenzó la temporada siendo la primera espada para Lopetegui, quien viendo que no marcaba goles, seguía confiando en él. Su juego era muy beneficioso para el equipo. Fijaba a toda la defensa rival, se asociaba y era el primero en presionar, pero le faltaba lo más importante. El juego de De Jong, por ejemplo, contribuyó en que Lucas Ocampos entre otros, explotara. Fueron 7 goles los que anotó antes de viajar a Alemania para disputar la fase final de la Europa League, donde destacan goles en el derbi ante el Betis, en el Bernabeu o en el Wanda.
Transformación
En Colonia se transformó. Se vistió de héroe. Lo que tocaba lo convertía en oro. Entró de refresco en las semifinales contra el Manchester United, en un partido que tenía pinta de prórroga, y junto a Jesús Navas, que se ha convertido en su mejor socio, llevó al Sevilla a la final con un gol. En la final fue el MVP. Dos goles en la primera parte, los dos de cabeza, demostrando su gran virtud, sirvieron para que sumados al de Diego Carlos, el conjunto rojiblanco alzara su sexta Europa League.
La temporada 20/21 la ha empezado como un tiro, poniendo la primera piedra de la remontada ante el Cádiz. Se está viendo a otro De Jong desde hace algo más de un mes. Un delantero que viene como anillo al dedo para el sistema del entrenador y que hace lo más importante que tiene que hacer un delantero: meter goles.