Colchoneros y culés ponen a prueba su estados de forma; el primero para confirmar sensaciones y el segundo para acabar de asentarse
Este sábado 21 de noviembre a las 21 h, juegan Atlético de Madrid y Barça, duelo correspondiente a la décima jornada de LaLiga. El partido, que se prevee emocionante, estará marcado por dos estilos y un principal objetivo: consolidarse.
Los de Koeman llegan al Wanda Metropolitano en una fase dubitativa. Tras un inicio de temporada prometedor, el esquema del holandés se ha ido tambaleando con el paso de los partidos.
El excelente comienzo en Europa contrasta con un Barça doméstico más errático e irregular, que buscará en el feudo rojiblanco poner los puntos sobre las íes y seguir creciendo en todos los aspectos.
En cambio, El Atleti se encuentra de dulce. El conjunto dirigido por el Cholo Simeone es invicto en liga, a solo dos puntos de la Real Sociedad, líder de la competición. En Champions ocupa la segunda plaza de su grupo y la plantilla se ha optimizado gratamente a lo largo de los partidos.
El cambio viene desde arriba: Ha pasado de ser un equipo con grandes carencias de cara al gol a ser uno de los más prolíficos en Liga, factor que sube la moral al equipo.
La hora de Pjanic y Kondogbia
Uno de los puntos más a tener en cuenta para este choque es como se presentará la medular de ambos equipos. Por la banda blaugrana la lesión de Busquets con la selección le abre el camino a Miralem Pjanic, que deberá demostrar regularidad junto a De Jong.
Pese unos partidos de adaptación, el bosnio tendrá que dar un golpe sobre la mesa si quiere ser competencia en este Barça.
En el lado rojiblanco la incógnita tiene nombre y apellidos: Geoffrey Kondogbia. El centroafricano, que fichó para cubrir el vacío que dejó el “clausurazo” del Arsenal con Thomas Partey, buscará su primer gran escaparate para lucirse. Debutar ante todo un Barça no es tarea fácil, pero hacerlo y con éxito puede ser la llave de un torrencial de confianza.
El otro partido: Messi, Ter Stegen, Joao Felix y Oblak
En estos momentos, los cuatro jugadores mencionados son los pilares ambas escuadras.
Messi y Ter Stegen, un año más, vuelven a sustentar a un Barça que quiere alejarse cualquier atisbo de mediocridad.
La Pulga empezó el curso irreconocible en el plano goleador y asistencial, pero el último partido contra el Betis recuperó sensaciones con dos goles y buscará en el Wanda acabar de resarcirse.
Ter Stegen en cambio, sigue implacable. La apoteósica vuelta de su lesión ante el Dynamo de Kiev volvió a confirmar su vitola de prodigio bajo palos y de futuro líder de la nave blaugrana. Nada pasa al fondo de las mallas sin el permiso del cancerbero teutón.
El sector rojiblanco suspira por jugadores en mismas posiciones. Joao Félix, tras un año donde no ha podido brillar, empieza a despertar dando recitales partido a partido. Desde la mediapunta guía al equipo en ataque y eso ha afectado positivamente a todo el rendimiento de la plantilla.
Y después viene la base de una casa bien construida: Jan Oblak -en el podio de los mejores porteros del mundo- sigue siendo un muro infranqueable a batir en cada choque. Su solidez como meta sigue dando alegrías a un Atlético que fantasea con sus paradas encuentro tras encuentro.
Esta terna de futbolistas darán mucho que hablar durante el encuentro, marcados con diferentes sensaciones y estados de forma.
Griezmann: El principito vuelve donde pudo ser rey
Con Luis Suárez fuera de la convocatoria por su positivo en Covid-19, el protagonista absoluto del morbo se lo lleva Antoine Griezmann.
Es bien sabido que el mediapunta galo está pasando un bache en su carrera deportiva. Desde que llegó al Barcelona el verano de 2019, no ha sabido encajar de ninguna manera en el conjunto culé, jugando fuera de posición o siendo privado de galones por la omnipresencia de Leo Messi.
Se esperaba una influencia en su juego incontestable, pero nada más lejos de la realidad. Un buen juego sin pelota no es suficiente para un jugador de su nivel, que pese el año pasado pudo sumar goles y asistencias, esta temporada le está costando un mundo poder encontrar puerta.
Con 29 años, deberá demostrar que su fichaje por los blaugrana no ha sido un fracaso estelar.
Pese que la paciencia de los culés se agota, este sábado Grizzi intentará enacajar un partido de su potencial y acallar detractores. Volverá al feudo que lo hizo principito, pero que pudo haberlo hecho rey. Todo está por ver.