El Real Madrid firmó ayer en Milán lo que probablemente fue su mejor partido de la temporada para tomar aire e impulso
El partido del Real Madrid de ayer podría calificarse como perfecto. Las ausencias de pilares como Sergio Ramos y Benzema fueron superfluas, no importaron. Se podría decir que cada una de las piezas blancas actuó como debió, cumplió con los deberes, y por si fuera poco, sacó la mejor nota posible. Todo gracias a un buen planteamiento del profesor, de un Zinedine Zidane más acertado que nunca. El francés salió con los mismos once que convencieron en la primera mitad en Villarreal, y el plan salió como quería.
El centro del campo marcó de nuevo el tiempo del partido. Toni Kroos, desde el eje de la medular, dio todo un recital de pases (como ya nos tiene acostumbrados) y fue el metrónomo madridista. Todo balón con la intención de iniciar un ataque del Real Madrid pasaba por sus pies y llegaba a buen puerto. Modric completó otro partido imperial más. El croata, que no hay que olvidar que tiene 35 años de edad, va en camino de recuperar su mejor versión tras dos temporadas mediocres. Su aportación es ahora mismo vital.
Y por último, Odegaard. El partido del noruego fue, en la faceta de la creación de juego, casi perfecto. Distribuyó juego en el último cuarto de campo, y aunque se sigue esperando a ese Odegaard atrevido de cara a portería, Zidane ya ve en él una alternativa más que fiable para el mediocampo. Participó en el penalti con un gran pase para Nacho Fernández, que provocó la pena máxima.
En ataque también funcionó todo. Hazard se mostró desequilibrante en todo momento, una amenaza constante. Se le sigue pidiendo más, quizá algún tiro más, puede que un último pase que rompa defensas. Pero, ¿quién va a cambiar al belga a estas alturas de la película? Mariano también cumplió con su acometido, luchando e incomodando a la zaga rival. No vio portería, pero se vació como de costumbre, algo que muchos aficionados blancos echan de menos en los últimos tiempos. Pero la revelación fue Lucas. El gallego realizó un gran encuentro, con mucha incidencia en ataque, hasta el punto de dar una preciosa asistencia a Rodrygo Goes, quien apenas llevaba 30 segundos sobre el césped.
La gran culpable
Pero, tal y como adelantamos en la previa, el de ayer era un partido que se vería marcado por la actuación de la defensa. A falta del capitán, gran baluarte y alma blanca, Sergio Ramos, la zaga quedaba tocada ante una delantera que daba miedo. Pues bien, la actuación de la pareja Varane-Nacho no dejó indiferente a nadie. Ambos centrales realizaron su mejor encuentro de la campaña 2020/21 hasta hoy, anulando y desesperando a dos puntas tan contrastados y amenazantes como son Lautaro Martínez y Lukaku. El primero ya demostró en Madrid que el mínimo espacio concedido sería penalizado con gol, y el belga, con su poderío físico y su buen estado de forma, presentaba un serio peligro para la integridad madridista. Varane y Nacho se encargaron de que ambos se esfumaran del encuentro.
El argentino salió al descanso, no se sabe si por molestias o por su pobre rendimiento, pero lo cierto es que Varane, capitán ayer al igual que en La Cerámica, no le dio ni un respiro. También salió perfecto al corte en una acción tan crucial como el posible penalti que protestó y sacó del encuentro a Arturo Vidal. Por su parte, Nacho ató en corto a una bestia desatada como Romelu Lukaku. Lo sacó del encuentro con un marcaje personal voraz e incansable. La pareja del eje de la defensa se llevó el sobresaliente.
Los laterales estuvieron más que correctos. No permitieron que Achraf y Young hicieran daño por sus bandas, y debido a su altura en ataque hicieron retroceder a la defensa interista hasta el punto de encerrarla en su mitad durante buena parte de los 90 minutos. Poco decisivos en los metros finales, pero surtieron buenos pases a los extremos para que estos sí hirieran al entramado defensivo de Conte.
Un regalo envenenado desde Alemania
Esta victoria se presentaba crucial para el futuro del Real Madrid en la competición. Se sabía de antemano, desde que se sortearon los grupos, que el camino no sería fácil, pero no se esperaban tales dificultades. Pasadas cuatro jornadas los blancos cuentan con 7 puntos en el casillero, tras dos victorias consecutivas después de una primera derrota y un posterior empate que los dejaban en muy mal lugar. Ahora su futuro depende de ellos mismos.
Tras la segunda paliza endosada por el Borussia Mönchengladbach al Shakhtar Donetsk, el Real Madrid “sólo” tendrá que superar a los ucranianos para pasar matemáticamente de ronda. Pero la primera jornada del campeonato dejó en claro que los merengues no deben fiarse de nadie. El equipo alemán ha dejado en bandeja la clasificación al Real Madrid, pero los blancos no deben fallar en la cita del próximo martes si quieren sellar su tranquilidad. En caso de tropezar con la misma piedra los de Zidane se jugarían el pase a vida o muerte en una cita aún más complicada el 9 de diciembre contra los germanos.
A todo esto, el Real Madrid firmó ayer un dato histórico. Los blancos completaron su decimoquinta visita al feudo milanista, entre partidos ante el AC Milan y el Inter. El balance hasta el momento era de 11 derrotas por 3 empates, por lo que la de ayer fue la primera vez en la historia que los madridistas se hacían con la victoria en San Siro o Giuseppe Meazza. Queda exento del conteo el triunfo ante el Atlético de Madrid en la final de la UEFA Champions League del año 2016, edición en la que ganaron su undécima Copa de Europa.