Diego Armando Maradona nos dejó en el día de ayer, el mundo del fútbol entero llora su pérdida y aquí nuestro homenaje
Este es uno de esos artículos que nunca quieres escribir, uno de aquellos que te gustaría no tener que hacer nunca. Probablemente el de hoy sea el más difícil sin duda de loa artículos realizados por un servidor. Ayer nos dejó para siempre Diego Armando Maradona, ayer falleció el que para muchos es el mejor futbolista de la historia. El 25 de noviembre de 2020, se acababa la vida de una de las figuras que cambió, marcó y elevó a lo más alto el deporte que más amamos. Por eso, hemos querido esperar un día para poder realizar este texto, pues el shock fue terriblemente fuerte con tu fallecimiento.
Diego nació en Lanús, un 30 de octubre de 1960, y se crio en su querida Villa Fiorito; uno de los barrios más pobres de Buenos Aires. Diego era el mediano de 8 hermanos, el primer varón después de 4 chicas, por lo que su padre se marcó como objetivo enseñarle la pasión por el fútbol. Así comenzaba la carrera de aquel menudo chico, llegando al humilde Cebollitas y siendo apartado por sus compañeros. Diego amaba a la pelota y la pelota amaba a Diego, por eso el destino que ese pequeño chico liderase a su equipo y lo convirtiese en imparable.
Aquel adolescente llegaba a Argentinos Juniors y con solo 16 años debutaba en Primera División. Desde jovencito maravilló a propios y rivales. La batalla estaba servida, River fue con todo a por el joven, pero su corazón era de Boca. Así llegaría a La Bombonera, para ponerla en pie con su gambeteo. Llegó a Europa de la mano del FC Barcelona, y aunque no tuvo suerte, disfrutaron de dos años del Pelusa. Llegó al lugar más pobre de Italia, Nápoles, y allí dejó sus mejores años sobre el verde. Pasó por Sevilla, por Newell´s Old Boys y volvió a Boca Juniors para acabar su carrera.
Maravilló al mundo en Italia, al poner a uno de los equipos más humildes a la cabeza. Nápoles era desprestigiada, por su pobreza y su cultura mafiosa; allí Diego vería reflejada a su querida Villa Fiorito. Allí, el 10 conseguiría vencerlos a todos y dejar la mejor época de la historia del club. Era, sencillamente, imparable. En la ciudad italiana Maradona es mucho más que el mejor futbolista de su historia, el Diego es una religión que sigue hasta el aficionado más joven. Diego se marcaría en la historia napolitana como mito, siendo la figura de una ciudad humilde que luchaba por salir adelante.
Su condición de Dios no llegaría en tierras italianas, si no en su propio país. Diego se quedó fuera del mundial de 1978, algo que enrabietó al joven y que a la postre haría que se desquitase en el mundial sub-20 del 79. En el 82, en España, vería como Brasil les apeaba de la Copa del Mundo. México 1986 aparecía en su cabeza como gran objetivo y sin saberlo, aquel mundial nos dejaría al mejor Diego. Maradona lideró a aquella selección e hizo levantarse a un país que estaba completamente hundido. La guerra de las Malvinas frente a Inglaterra dejó tocado a la nación, pero el 10 aparecería para otorgar su propia revancha. Con dos tantos, La Mano de Dios y el Mejor gol de la Historia, daría la victoria a la albiceleste. Argentina se llevaría la Copa, con Maradona como capitán y líder absoluto.
Diego solo tenía el fútbol, y con el fútbol enfrentó a todos. El fútbol forma parte de la corta historia de Argentina, y en esa parte de la historia Diego escribiría con letras doradas su nombre. Podemos decir sin miedo, que Diego Armando Maradona es una de las figuras más importantes de la historia de Argentina, algo que se puede ver en las calles en el día de hoy. Maradona fue ese clavo al que se agarraría todo un país, fue la única alegría de un pueblo humilde. Porque si, Diego era humilde, Diego surgió desde lo más bajo. Diego representa a aquel fútbol pobre, aquel de potrero y tierra, aquel que cambió la historia de este deporte. Porque en un fútbol bronco de patadas y golpes, Maradona se atrevió a ser un artista del balón.
Maradona cometió errores, pagó por muchos de ellos. Pero hoy nos toca olvidarnos de aquel personaje creado fuera de los terrenos de juego. Hoy, nos toca quedarnos con el genio futbolístico y todo lo que nos regaló y brindó en el verde. Carismático, pasional y con una increíble fortaleza, el Diego fue el referente para una generación entera. Tuvo sus claros y sus oscuros, se equivocó y quizás no supo administrar su vida de la mejor forma. Sin embargo, sus amigos cercanos hablan de él como una fantástica persona, como un chico que luchó y consiguió el objetivo de ayudar a su familia. De él dicen que siempre se mostró generoso, y que siempre tuvo cariño para los de su alrededor.
Tu lo dijiste Diego, “la pelota no se mancha”, y nadie puede manchar lo que tu hiciste en el campo. Quizás hoy si se manche un poco esa pelota, porque las lagrimas de todo futbolero brotan con tu partida. Nos queremos quedar con tu reflexión: “Estoy arrepentido del 99% de todo lo que hice en mi vida, pero el 1% que es el fútbol salva el resto”. Esa era tu particular forma de vivir, y si a ti ese 1% te salva todo, porque no nos va a salvar al resto.
Gracias Diego, gracias por ser ese primer malabarista. Muchas gracias por cambiar la historia del fútbol. Gracias, por enseñarnos que si luchas por tus sueños con fuerza y con ahínco puedes conseguirlos. Muchas gracias por dejar un legado histórico, que muy difícil será de igualar. Gracias, y descansa en paz Diego, porque desde aquí ya no te queda nada más por enseñar. Hasta siempre Maradona, disfruta desde el cielo de lo que tú con tu esfuerzo una vez forjaste.
Eterno Diego.