Tras la derrota de ayer del Real Madrid contra el Shakhtar Donetsk, el agotamiento que se sufre en el club blanco no pasa solo por la forma física de los jugadores, si no por la confianza en el técnico y en las decisiones de los altos estamentos
Zidane volvió a rotar… y a fallar
“Era una final…”, palabras de Zidane en la rueda de prensa con rostro cabizbajo, como aquel que conoce perfectamente su destino, o al menos es consciente de que su sino ya no depende de sí mismo, si no de la enésima y quizás última bala en la recamara para encarrilar la situación. ZZ reservó a Casemiro y volvió a dar minutos a Asensio, confiando la sala de máquinas a un Modric que exhalaba sin cesar ya en los primeros compases.
Benzema, lanza de ataque sin incidencia ni ritmo
Tras las delanteras accidentales que Zidane había alineado los últimos encuentros por la ausencia de Karim Benzema, ambos galos volvían a entrelazarse y el ‘9’ del Madrid era titular directamente, demostrando que estaba falto de ritmo y de acierto. Partido intrascendente y sustitución a falta de 20 minutos. Con la situación actual de este Real Madrid, recuperar el nivel del galo es fundamental.
El proyecto y el rumbo, en serias dudas
Ayer quedó claro que los fichajes han sido insuficientes y otros han sido fallidos, o al menos así lo declaraba su ausencia, como es el caso de Eder Militao, fuera del ‘11’ en un momento clave con la lesión de Ramos. El partido de Varane fue impropio de la talla de un campeón del mundo.
En el centro del campo, Odegaard intentó coger la batuta y asumir el rol en la zona del ‘8’, pero no pudo conseguir hilvanar una conexión suficiente desde la zona de Kroos hasta la punta de ataque, algo que el Shakhtar supo aprovechar para reventar su carril y lanzar varias contras en robo defensivo.
El sábado el Real Madrid juega contra el Sevilla y, aunque Zidane ha demostrado ser un superviviente nato, esta vez se le ve más cansado que nunca, igual que a la plantilla y al proyecto.