El joven extremo cumplirá a finales de diciembre dos años en la élite del fútbol, antes de celebrar su decimonoveno cumpleaños
Ander Barrenetxea, el adolescente que asomó la cabeza en el primer equipo mientras preparaba sus exámenes de selectividad. Fue Asier Garitano quien apostaría por un jugador de banda que ya venía destacando desde años atrás en categorías inferiores. Aquella grata sorpresa a finales de año, la aparición de una nueva perla de la cantera, calmaba las aguas entonces movidas por San Sebastián; al menos por unos días. El técnico que le hizo debutar en primera división, su valedor, sería destituido poco después. Sin embargo, el idilio de Barrenetxea con la Real Sociedad no había hecho más que empezar.
Hoy, poco antes de que se celebre el segundo aniversario del donostiarra en el primer equipo, es necesario recordar el desparpajo con el que irrumpió en Anoeta. Pero más si cabe destacar que siga jugando con la misma pasión que demostró el primer día. El primer gran día en el que marcó el tercer tanto ante todo un Real Madrid, o en el que levantó al aficionado del asiento tras completar una exhibición ante el Getafe. Con 17 años recién cumplidos y volviendo a casa en bicicleta.
Evidentemente, el tiempo vuela; sobre todo en el mundo del fútbol, donde no se cumplen años, sino temporadas. ¿Quién le diría a aquel novato que en un abrir y cerrar de ojos sería decisivo en el equipo de su vida? Posiblemente haya habido gente que se lo ha planteado. Incluso él se lo habrá llegado a imaginar. Pero vivirlo, como lo está haciendo el aún jovencísimo canterano, no tiene comparación.
Desequilibrante ante el Nápoles y decisivo ante el Eibar. El Estadio Diego Armando Maradona comparecía ante un diamante que saltó al terreno de juego y empezó a jugar como lo hacía el argentino en sus mejores tiempos. Incluso llegó a mencionar que a la hora del cambio se encontraba nervioso ante el reto que se le presentaba delante. Disimuló, y bien, además. Porque a fin de cuentas, la Real Sociedad se volvería a casa con las manos vacías si el bueno de Ander no llegase a conectar con Willian José en la jugada del gol. Estallido de éxtasis en la primera gran noche europea.
Tres días más tarde, esta vez de inicio, el extremo saltó al tapete del Reale Arena pasado de revoluciones. Así lo demostró en el gol que acabó brindando un punto a los locales. Disparo seco que golpeó en el larguero antes de introducirse en el arco de Dmitrovic, que vio pasar ante sus ojos un misil tierra-aire. La factoría del 2001 también hacía acto de presencia en la otra escuadra, con un Bryan Gil que acompañó a Ander en la carrera hacia el mejor jugador del encuentro. El gaditano se sumaba al txuriurdin en el escaparate de joyas que presentó este atípico derbi guipuzcoano.
Ahora, con el Camp Nou en el horizonte y un calendario exigente por delante, qué mejor manera de consagrarse como uno de las mejores alternativas al capitán, Mikel Oyarzabal. Porque es bien sabido que hacerse un hueco en el once de la Real Sociedad no es tarea fácil. No obstante, el peso que puede adquirir “Barrene” en la plantilla no dependerá de los demás, sino de su propio rendimiento a las órdenes de Imanol.