El francés anotó ayer su séptimo tanto en Liga y se apuntó a la carrera por el ‘Pichichi’. Lleva varias semanas en la cresta de la ola
Benzema es un hombre al que poco le importa el escenario, pero que sí cuida las formas. Le da igual si es en la que ha sido su casa desde 2009, en la del eterno rival o en el apretado Ipurúa, pero siempre hace una cosa, repartir clase. Contra la SD Eibar ‘el gato’ fue amo y señor del partido, o al menos de los 20 minutos que le duró el partido al Real Madrid. Cuatro o cinco embestidas (dos de ellas convertidas) le bastaron a los blancos para prácticamente sentenciar un partido que luego se les complicó. Pero ahí estuvo Karim, para ponerle el cierre al partido como si de una carrera de 100 metros se tratase. Después de tal exhibición de calidad y finalización (una más), muchos en Madrid lo consideran como uno de los amuletos de la religión madridista, como un animal sagrado.
El francés comandó el arrollador inicio del Real Madrid. Poco tardó en materializar una de sus embestidas, controlando con clase un pase exquisito de Rodrygo y definiendo (con algo de fortuna) ante Dmitrovic. Luego se disfrazaría de ‘10’ para recoger un robo de Lucas en área contraria y asistir a su ayudante, Luka Modric. A muchos se les vino a la cabeza el regate en una baldosa que se sacó de la chistera en el Vicente Calderón cuando vieron el recurso con el que dejó atrás a Kevin Rodrigues. Y por si no había sido suficiente, bajó de las nubes a su pie un balón milimétrico de Kroos que acabó empujando de exterior a la jaula, pero le anularon el gol por un fuera de juego justísimo.
Benzema fue el mejor de su equipo en un partido muy trabajado, en el que los armeros fueron superiores por méritos propios. Su presencia ya hacía temblar a la zaga del Eibar, que acabó dejándole el espacio suficiente para filtrar un gran pase y regalarle la sentencia a Lucas Vázquez. Con un gol y dos asistencias terminó la lección del francés ayer, pero no fue ni mucho menos la primera. El galo, que cumplió 33 años hace apenas dos días, lleva ya tiempo siendo el mejor de la clase de Zinedine Zidane, que solo sabe deshacerse en elogios a su alumno, llegando a catalogarlo como el mejor delantero francés de la historia. Argumentos no le faltan para soltar tal elogio.
Karim sumó con la de ayer su séptima diana en esta Liga, colándose en la lucha por el ‘Pichichi’ que encabeza Gerard Moreno (8). Sólo tiene por delante al delantero groguet, aunque comparte puesto en el pódio con Luis Suárez, Oyarzabal y Iago Aspas.
Capitán sin brazalete
Pero al francés no se le puede admirar sólo por enchufarla o por repartir una ‘espaldinha’ y un taconazo. Su liderazgo también brilla con luz propia. Benzema se ha convertido en uno de los líderes indiscutibles de este Real Madrid en plena transición de ciclo. Con la marcha de Cristiano Ronaldo en verano de 2018 fue el galo quien tomó las riendas y empezó a despegar en las tablas goleadoras.
En especial desde la pasada campaña, es el capitán ofensivo del Real Madrid, y sus 4 goles en los últimos 5 partidos del equipo demuestran que vive en la cima de su carrera. Sólo una personalidad omnipresente como la de Sergio Ramos es capaz de arrebatarle el brazalete de capitán al delantero francés, que se ha echado el club a la espalda en las últimas 2 temporadas. Poco más se puede decir que no se sepa ya de Benzema, un tipo que es el quinto máximo goleador histórico del club, el quinto también en Champions League y el cuarto de la historia de Francia (con Platini y Roger Courtois a tiro).
