La selección española ha sacado dos puntos de seis ante rivales inferiores en el inicio de la Eurocopa con sensaciones muy negativas
Es muy populista comenzar a reflexionar sobre España acordándonos de lo que no hace mucho fuimos. Las generaciones van pasando y, como toda selección, hay que ir renovándose. La selección española, después de irse del Mundial de Rusia en octavos y con la cabeza agachada, parece no haber aprendido la lección.
Fue un sorteo a priori beneficioso viendo el resto de grupos, en el que toda cabeza pensaba que España no tendría problemas para pasar como primera. La realidad es que, a falta de un partido, no depende de sí misma para encabezar el grupo, con Eslovaquia, Suecia y Polonia como testigos. España puede quedar en las cuatro posiciones aún, lo que no habla bien de la estancia de los de Luis Enrique en el torneo.
¿Qué está fallando?
El run run ya se venía escuchando desde el día en el que ‘Lucho’ dio la convocatoria, sorprendentemente de 24, desperdiciando dos plazas. Más tarde, el infortunio de Busquets con el COVID y el PCR fallido de Diego Llorente dieron más que hablar, sumado a la famosa burbuja de jugadores paralela que sirvió de bien poco y entendió poca gente.
La española es una selección que no puede presumir de ir sobrada para permitirse situar a su mejor jugador en una posición que no es la suya, deprimiendo de competir o bien al nombrado los tres últimos años mejor lateral derecho de LaLiga -Jesús Navas- o bien al reciente ganador de la Champions League -Azpilicueta-. Son muchos los jugadores que seguramente hayan merecido representar a España en la Eurocopa, como Canales, Aspas, Nacho y compañía, pero eso es debate para todos los ‘seleccionadores’ que tiene el país.
Luis Enrique ha preferido prescindir de su capitán, que no ha tenido una buena temporada debido a las lesiones pero que podría haber ocupado una de las dos plazas libres, para ser él el líder de un equipo sin rumbo. De un equipo al que prácticamente todos los rivales le tienen cogida la medida y saben que cerrándole los espacios y no dejándoles ser verticales son inofensivos. Para más inri, Polonia no usó esta táctica y le jugó de tú a tú, consiguiendo sacar un punto.
La falta de unidad
El tema de Morata está haciendo mucho daño al grupo. No por los pitos, que es algo que lleva toda la vida en los estadios y es lo mínimo que puede hacer un aficionado que se gasta su sueldo de una semana por ir a ver al equipo que representa a su país en un gran torneo cuando no le gusta lo que ve, sino por la campaña mediática. Y que está muy bien que el jugador se sienta respaldado por su entrenador, faltaría más.
Es más, su trabajo sin balón es encomiable, pero con sus declaraciones, lo que hace es abrir aún más la brecha entre la afición y el grupo. Así se manifestó al acabar el encuentro: “La gente que diga lo que quiera. Si yo estuviera preocupado por lo que diga la gente…. estamos en un país en el que opinar es gratis y fácil. Nosotros vamos a darlo todo en el campo”.
Quizá, la generación dorada de España nos hizo crearnos una mentalidad ganadora que no tenemos. Nos hizo pensar que somos como esas selecciones que están torneo sí y torneo también peleando por cuotas altas. En realidad, parece que estamos destinados a la mediocridad.