La selección albiceleste no ha conseguido levantar el máximo trofeo continental americano a nivel de selecciones desde el año 1993
Después de tres partidos en lo que llevamos de Copa América, la selección argentina parece haberse postulado como la gran candidata a competirle el título a la vigente campeona Brasil. De la mano de un grupo muy comprometido al son de un muy entonado Lionel Messi, la albiceleste se encuentra primera de grupo tras sumar dos victorias y un empate.
Por lo tanto, no es de extrañar que desde el país sudamericano hayan vuelto a ilusionarse con la posibilidad de acreditarse como los campeones de América. Y es que ya son muchos años y varias finales pérdidas desde la última vez. Para ser más exactos, 28. En aquella ocasión, con más dudas que certezas, una increíble nómina de jugadores entre los que se destacaban Batistuta, Simeone o Redondo pudieron llevar a la gloria continental a su país. Además, tuvieron a los mandos como capitán a su legendario defensa Oscar Ruggeri debido a la ausencia de Diego Armando Maradona.
Eso sí, su camino hacia la gloria no fue, ni mucho menos, un paseo. Para empezar, la selección dirigida por Alfio “El Coco” Basile encaró un formato de primera fase basado en tres grupos de cuatro seleccionados, de los cuales los dos primeros pasarían a los cuartos de final. Además, los dos mejores terceros acompañarían a estos. En el caso de la albiceleste, sus rivales de grupo fueron Colombia, México y Bolivia.
Con lo justo a cuartos
Desde esta misma fase, el camino de los de Basile comenzó a empedrarse. Aunque tuvieron una buena toma de contacto con la competición, no tardaron en llegar las dudas. Después de la victoria por la mínima de 1-0 ante Bolivia, con gol de Batistuta, el empate en la segunda fecha ante México comenzó a cultivar las dudas acerca del seleccionado que partía como una de las grandes favoritas a alzar el trofeo junto a, evidentemente, Brasil. Más aún después del siguiente empate, esta vez ante una Colombia que hizo inútil el tempranero gol de Simeone con un gol de Rincón a los cinco minutos de juego. De esta manera, los cafeteros consiguieron el pasaporte a cuartos de final como primeros de grupo, quedando la selección de Basile relegada a la segunda posición, y por ende, al lado menos apetecible del cuadro de torneo.
No en vano, su dubitativo paso por la fase de grupos le llevó a quedar emparejada con Brasil que, si bien tampoco había tenido una buena participación, no dejaba de ser una de las grandes aspirantes.
En esta ocasión, la albiceleste tampoco consiguió pasar del empate a uno, una vez más, quedando el encuentro en manos de la lotería de los penaltis. Ronda la cual se resistió a doblegar su fortuna del lado de un combinado, pero que finalmente terminó por sonreírle al bando hispanohablante luego del error desde los once metros del brasileño Boiadeiro. O más bien, del acierto del arquero Goycochea. De este modo, Argentina obtenía el pase a semifinales, donde les esperaba Colombia, quien también había conseguido avanzar hasta ahí gracias a los penaltis, derrotando a Uruguay.
Nuevo cara a cara con Colombia
No obstante, los cafeteros no tuvieron tanta suerte en esta segunda ocasión. Después de emular con resultado gafas su duelo en fase de grupos, argentinos y colombianos se jugaron el pase a la gran final de la Copa América de 1993 desde los penaltis. Una vez más, los argentinos no otorgaron ni un ápice de esperanza a su rival, chutando perfectamente sus respectivos penaltis y esperando el error rival. Este llegó en el número seis, siendo Aristizábal el desdichado protagonista que le terminó otorgando a la selección albiceleste la oportunidad de revalidar el título.
Entre México y la gloria una vez más
Eso sí, para ello deberían derrotar a México en la final. Una selección mexicana que, tras clasificarse como tercera en el mismo que Argentina o Colombia, había consumado un gran camino a la final, derrotando por 4-2 a Perú, una de las revelaciones, en cuartos, y a Ecuador en semifinales.
Sin embargo, aunque es verdad que las finales suelen ser a cincuenta-cincuenta, lo cierto es que la experiencia y los galones suelen ser determinantes en estas fechas tan importantes. En ese caso, la selección argentina iba sobrada, con nombres como para certificar su condición de favorita a hacerse con su décimo cuarta Copa América.
Efectivamente, así fue. Después de una primera parte sin goles, un doblete en la segunda de Batistuta terminó por darle a Argentina la ansiada Copa, a Ruggeri la posibilidad de alzar al cielo de Guayaquil el título perseguido por muchos y a Goycochea la inmortalidad luego de ser el héroe tanto en cuartos como en semifinales gracias a su agudeza en los penaltis.