El español, Pablo Carreño, venció en la mañana de ayer al número uno del mundo, Novak Djokovic, y se alzó con una más que merecida medalla
El deporte español tuvo un día con sabor a gloria ayer en estos Juegos Olímpicos. Tras alzarse con el oro en los dobles de Tiro Olímpico, Pablo Carreño se encargaría de lograr aumentar el medallero, añadiendo una medalla de bronce más.
El gijonés llegaba al partido tras caer en las semifinales ante el ruso Khachanov, en el único partido que ha perdido en estos juegos. Por su parte, Novak Djokovic recibió una soberana paliza de ‘Sasha’ Zverev el día anterior y esto le hizo bajar de las nubes en las que vivía, asumiendo la cruda realidad.
La primera manga mostró las dos caras de la moneda
El primer juego parecía un pequeño calentamiento sobre el abundante calor de la pista japonesa. Djokovic se lo llevaría sin problemas, donde el segundo juego ya pondría en aprietos a su rival. Forzó dos bolas de rotura, las cuales no aprovechó y abrirían los ojos para un Pablo Carreño que aumentaría de manera exponencial su nivel.
Ya en el cuarto juego, Novak volvería a forzar una nueva de break con el resto, donde en el cuarenta iguales no acabaría de aprovecharlo. Pero, esto se volvería en su contra de manera rápida. Pablo Carreño sí que aprovechó su primera bola de rotura y pondría un 2-3 muy señalado en el marcador.
Durante el resto del set, sería Carreño quién llevase el comando del juego, mostrándose fuerte con su saque y más aún en el resto. Con esto forzaría dos bolas de set, que acabaría desbaratando el número uno del ránking, pero que luego Pablo lo machacó con su saque.
Este set estuvo marcado por las continuas pérdidas de bolas de rotura de Nole y un Pablo Carreño definitivo con su saque y sus golpes ganadores. En 50 minutos, el español se endosaba la primera manga con un 6-4.
Novak salvaría el segundo
Novak no se iba a rendir tan fácil y si quería tener opciones de ganar, debía hacerse con este set. Sin embargo, se notaba que el serbio había venido a Tokyo a por el oro, no a por el bronce, y en ocasiones su actitud dejaba mucho que desear.
En este set los dos jugadores mantuvieron su saque sin dejar opción de rotura en ningún juego. A Djokovic se le notaba incómodo ante el juego de Carreño, sobre todo con su saque, y se centró en sacar adelante sus servicios para pasarle la presión del español.
Pablo sufrió para poner el 5-5, pues tuvo que remontar un 0-30. El duelo llegó al tie-break, y de nuevo fue Pablo el que iba a sufrir. Logró remontar un 1-4 e incluso tuvo bola de partido con un 6-5, pero no pudo cerrar su victoria. Djokovic no perdió sus dos puntos de saque, y tras un error no forzado de Pablo, el serbio se anotó el segundo set por 7-6 (8-6).
Inmenso tercero de Pablo Carreño
Sin duda alguna el dejar escapar una bola de partido fue un “palazo” enorme para Pablo Carreño. Pero el español se repuso muy bien y desde el inicio del definitivo tercer set le demostró a Djokovic que no había dado nada por perdido, y que iba a luchar por el bronce hasta el final.
En esta manga vimos la desesperación del número uno del mundo. En el primer juego, tras perder un punto muy largo lanzó la raqueta a la grada. De haber habido público, esto era sinónimo de descalificación. También rompió una raqueta ante la frustración de no poder hacer frente a un Pablo que estaba siendo superior.
Con esta falta de deportividad de Novak, Carreño le rompió el saque en una ocasión. Logró confirmar el break con su servicio y no le hizo falta más para ganar el partido de su vida. Con ese 6-3, Pablo Carreño acababa de lograr el bronce en la categoría individual masculina de este Tokyo 2020. Un bronce que sabe a oro, por el increíble torneo que ha realizado el español, y por haber derrotado en el mismo tanto al número uno como al número dos del mundo.
Un ejemplo a seguir, Pablo
Además, durante el recorrido del partido, Novak Djokovic nos dejó numerosas imágenes de frustración y una gran desesperación ante Carreño.
El jugador serbio, para comenzar, tras perder una bola en la red contra el español, lanzaría su raqueta hacia la grada, algo más propio de jugadores de menores de edad y un grave cruce de cables. El árbitro del partido le amonestaría con su primer warning donde quedaría avisado de su situación.
Más tarde, y ya en el definitivo tercer set, Djokovic rompería contra el borde de la red su raqueta, mostrando graves signos de ansiedad. Aquí recibiría su segundo warning aunque el árbitro, de manera equivocada, no le obligaría a perder el primer punto del siguiente juego.
La tarde insólita de Djokovic
Finalmente, y tras la disputa del partido, para redondear su mítica tarde llena de desprecios, dejaría plantada a su compañera en el dobles mixto, Nina Stanjovic, y por consiguiente, perdería cualquier opción a medalla en estos Juegos Olímpicos.
Una serie de gestos hacia sus compañeros y rivales que muestran la oscura parte de Novak, donde hace pocos días hacía gala del saber estar dentro de la pista ante el caso de Simona Biles.