El caso del Mundial de Corea en 2002 fue digno de ser revisado con lupa hasta por el mismísimo Sherlock Holmes
Se recuerda con claridad el partido de Corea contra España y las acciones que beneficiaron a los anfitriones. Aunque, no fue el único encuentro donde hubo dudas arbitrales.
Italia 1-2 Corea del Sur
Años después del partido, Bryan Moreno afirmó lo que todo el mundo sospechaba. Fue coaccionado para ayudar a Corea del Sur y eliminar a Italia.
Las acciones durante el encuentro fueron sucediendo. Una tras otra la duda se cernía sobre la posibilidad de una corruptela. Penaltis no pirados, faltas no cobradas, fueras de juego mal señalados y una expulsión más que dudosa fueron las acciones más importantes.
La lista de acciones que debían haber sido sancionadas fue de cinco. Primero, un penalti por un supuesto agarrón a un jugador coreano. Buffon atajo la pena máxima pero la polémica llegó muy pronto.
Tras el paso por vestuarios llegaría la segunda jugada dudosa. Codazo sobre Del Piero que debía haber terminado en amarilla, lo que hubiera significado la roja de Kim Tae-Young. Otra acción tenía que haber terminado con la expulsión de Lee Chun-Soo. Golpeo una patada en la cabeza de Maldini cuando el italiano disputaba un balón en el suelo.
Ya en la prórroga, Totti fue expulsado. El jugador de la azzurra tenía una amarilla a la que se le sumó otra. El ecuatoriano se la mostró por simular un penalti, cuando sucedió lo contrario. La pena máxima era existente pero en vez de favorecer a Italia lo hizo a Corea.
En 2002 existía el Gol de Oro en el tiempo extra. Ese tanto lo había anotado Tomassi de forma legal pero que el linier anuló por fuera de juego. Hubiera supuesto la victoria de Italia pero no subió y luego Ahn Jung-Hwan marcó el tanto que supuso el pase a cuartos.
España 0 (3)-(5) 0 Corea del Sur
El conjunto de Camacho se podía llegar a hacer una idea de lo que podía suceder en su partido. Las acciones dudosa llegaron tras el paso por los vestuarios.
Corría el minuto 50 del partido cuando Gamal Al-Ghandour anulaba el primer gol legal. Alegaba una falta de Iván Helgera en un centro cuando Rubén Baraja había introducido el esférico en la portería defendida por Corea.
El partido llegó hasta la prórroga y en ese momento llegó la otra acción. Internada de Joaquín por banda derecha que llegó hasta la línea de la cal. Allí, puso un balón al área que de nuevo acabó el gol. El linier decretó que el balón había salido cuando claramente se podía ver que eso no sucedió en ningún momento.
Fue de nuevo el colegiado de la banda quien iba a marcar tres fuera de juegos inexistentes. Joaquín, Morientes y Mendieta fueron los que sufrieron el mal de ojo de los colegiados. Esas acciones dejaban en un mano a mano a los españoles.
La prórroga acabó con un córner que no llegó a ser botado por decisión del árbitro. Decretó el fin del tiempo extra y mandó el partido a los penaltis.
El egipcio que dirigió el partido a día de hoy sigue considerando que no cometió ningún error durante el transcurso del encuentro. Los españoles siguen recordando esa tarde de pesadilla en Corea.