Valtteri Bottas abandonará el equipo Mercedes a final de temporada, pero tener el futuro asegurado parece haber cambiado su actitud
Dicen aquello de que ‘nunca es tarde si la dicha es buena’. Pero es posible que, para Valtteri Bottas, ya sea tarde. Tras casi 5 temporadas a los mandos del Mercedes, y lo que es más, a la sombra de Lewis Hamilton, el finlandés abandonará las ‘flechas plateadas’ a final de temporada.
Pero no se equivoquen. Para Bottas, la dicha sí es buena. Por primera vez en años, es un piloto con el futuro asegurado. Y es que desde el 6 de septiembre es oficial su fichaje por Alfa Romeo, dónde sustituirá a su compatriota Kimi Raikkonen en su marcha de la Fórmula 1.
Aunque la seguridad, o más bien, la certeza, parece una cuestión menor en un deporte como este, puede serlo todo para algunos pilotos. Durante años, Valtteri Bottas ha pagado el precio de correr para un equipo tan competitivo como Mercedes. Ha vivido bajo la presión constante y las expectativas, y lo que es peor, ha vivido bajo la sombra de Hamilton, mientras el británico conseguía victoria tras victoria.
Todos los pilotos de F1 compiten contra otros 19, pero la competencia siempre es (o debería ser) especialmente intensa contra el hombre que viste los mismos colores. Y Bottas ha visto, desde el escalón más bajo del podio, decenas de victorias de su compañero. Si aguantar cinco años en Mercedes responde a un alarde de constancia o a uno de cobardía y conformismo, sólo él lo sabe. Lo que está claro es que el finlandés ha vivido, durante estas temporadas, una situación que no le deseo a ningún otro piloto. Y Mercedes ha aprovechado, mientras el 77 aguantaba el chaparrón.
Renovaciones a última hora, jugar un papel de ‘escudero’ de Hamilton, sacrificar sus carreras para salvar las del británico… La lista se extiende, y con ella la leyenda. Valtteri Bottas ha sido el eterno segundo piloto, con mayúsculas y en negrita. El ejemplo perfecto de piloto cumplidor, que trae el coche a casa, consigue buenos puntos, y lo más importante, hace todo eso sin apenas generar ruido.
Y es que, casi con total seguridad se puede decir que Bottas no dispone del talento de los más grandes. Ni la magia de Alonso, ni el carácter de Verstappen, ni el talento de Hamilton. Ni siquiera la personalidad ácida de Raikkonen. Pero tampoco es un piloto sin virtudes. Destaca por su cabeza fría, regularidad y constancia. Y, con la ayuda del ritmo del Mercedes, ha demostrado que puede ser una amenaza real en clasificación.
Bottas había sido todo eso hasta ahora. Pero, como decía al principio, desde que tiene su futuro en la F1 asegurado, aunque sea en un equipo como Alfa Romeo, su actitud parece haber cambiado. Su victoria en Turquía fue la máxima expresión de todas sus virtudes, de lo mejor que el finlandés puede dejar sobre el asfalto. Supo mantener la cabeza fría, recuperar la primera posición y mantenerla en las circunstancias cambiantes de la pista, y ante todo, demostró una garra y una sed de victoria pocas veces vista en él. En sus propias palabras, tras la carrera, la describió como “una de las mejores desde que llegó a Mercedes”.
Con los datos sobre la mesa, el cambio de actitud de Bottas es algo más que mental. Desde que se conociera su fichaje por Alfa Romeo, el piloto de Mercedes ha acumulado un total de 54 puntos, afianzándose en la tercera posición del campeonato con 177. Desde esa misma fecha, Verstappen ha reunido 35, y Lewis Hamilton, 36.
Con todo, parece que el finlandés quiere irse por la puerta grande, y va hacer todo lo que esté en su mano para demostrar que aún le queda mucha guerra que dar. Sólo se le puede reprochar no haberlo hecho antes. Pero ya saben, si fuera fácil, cualquiera lo haría. Bienvenidos a la Fórmula 1.