El pivote brasileño está viviendo una segunda juventud desde que llegó a Sevilla, siendo un jugador clave para Lopetegui
A día de hoy, si hay un futbolista intocable en el esquema del Sevilla, ese es Fernando. Su gran rendimiento ha hecho que desde que llegó a la capital andaluza no haya salido del once inicial y si lo ha hecho, habrá sido por causa forzada. Su papel en este equipo dirigido por Lopetegui es muy importante, todos los balones pasan por el brasileño. Pese a sus 34 años, está enseñando al mundo del fútbol que tiene aún resistencia para rato y que la edad es solo un simple número.
El del Sevilla, un triángulo infranqueable
Una de las fortalezas del conjunto hispalense en la presente campaña está siendo la zona defensiva. Fruto de ello es que a día de hoy, el Sevilla sea el combinado con menos goles en contra en LaLiga, empatado con el Athletic. Gran culpa de esto lo tiene el triángulo que forman Diego Carlos y Koundé como pareja de centrales, y Fernando por delante como pivote. Desde que los tres llegaran a Nervión en verano de 2019, se han complementado de la mejor forma posible y han provocado que la decisión de Lopetegui sea totalmente clara.
Los datos de Fernando en esta temporada son claros indicadores de su gran rendimiento. El brasileño ha jugado todos los partidos posibles en Champions y Liga, contando en esta última competición con un gol y una asistencia.
Fichaje ‘tipo’ de Monchi
Como viene siendo costumbre en la entidad hispalense, de nuevo es importante recordar la gran labor de Ramón Rodríguez ‘Monchi‘. Uno de sus muchos aciertos fue el fichaje de Fernando, llegando procedente del Galatasaray, dónde parecía que ya comenzaba su declive futbolístico. Pasando por equipos como el Manchester City, Fernando tuvo su reconocimiento aunque nunca destacó. El director deportivo sevillista supo ver en él su gran valía y conseguir sacarle su mejor versión, a los 34 años.
Algunos fichajes del tipo de Fernando ya han presenciado los aficionados sevillistas. Es el caso de Kanouté, que llegó del Tottenham mayor, siendo suplente y con poco gol. O Andrés Palop, a la sombra de Cañizares toda su carrera y que llegó a Sevilla pasado de edad y dejó una huella imborrable. También es el caso de Pablo Alfaro, que parecía condenado por las lesiones y al que Monchi supo darle una gran oportunidad.
