Tras el empate liguero del Real Madrid contra el Elche del Bernabéu, sorprendió la decisión de Ancelotti de modificar su esquema
Solo hay que ver que, en prácticamente la última década, pocos mediapuntas han triunfado en el Real Madrid. Un equipo consagrado a un bloque técnico-táctico en el que se ha priorizado la figura de los volantes o interiores con recorridos, escoltados por un titánico ‘5’ que han logrado un equilibrio tanto en las transiciones ofensivas como en las defensivas.
Este bloque no es más que Casemiro-Kroos-Modric, uno de los centros del campo más prolíficos de la historia del fútbol. Un bloque sólido que combina fuerza, físico, llegada y clase para dirigir la sala de máquinas de todo un Real Madrid. Esto ha provocado, de manera recurrente en todos los técnicos que han pasado por Chamartín, el sacrificio obligatorio del antiguo carril del ‘8’, lugar donde los mediapuntas campaban a sus anchas entre líneas, conectando el doble pivote con la zona del ataque.
¿El momento de cambiar?
Desde la magia de Zidane, el único que había triunfado en esa demarcación fue Ozil, pieza clave para Mourinho y que servía de engranaje junto a Benzema y a Cristiano. Es por eso que sorprende cuanto menos el cambio en el esqueleto que realizó ayer Carlo Ancelotti. El italiano sustituiría a Toni Kroos para dar entrada a un jugador como Isco; casi condenado al ostracismo en esta campaña debido, no solo a su actitud cuestionable, si no a la falta de sitio real en el engranaje del italiano.
Tras su entrada, el Madrid se colocó en un 1-4-2-3-1 que dejaba a Hazard primero y después al malagueño, como nexo de unión entre Modric, Casemiro y Jovic que actuaba como ‘9’ de referencia. El conjunto blanco no consiguió los tres puntos pero si apartar un partido apático, con mucho volumen de ataque pero poca efectividad.
¿Será este el regreso del mediapunta al Real Madrid? Hazard e Isco estarán ansiosos por saberlo…