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¿Cuál será el rol de Adama en este Barça?

Adama Traoré que ha sido inscrito en La Liga podrá ser usado por el técnico catalán cuando considere oportuno

No es la alternativa al fichaje de Álvaro Morata, pues el delantero de la Juventus es un delantero centro puro, pero Adama Traoré, ya ex extremo del Wolverhampton, es el nuevo refuerzo del FC Barcelona. Su incorporación está más relacionada con el adiós de un jugador de sus características como es Ousmane Dembélé.

El delantero de 26 años, nacido en L’Hospitalet de Llobregat y formado en La Masia, dejó su casa en agosto de 2015 para jugar en el Aston Villa cuando deslumbraba en el Barça B. Ya había debutado en el primer equipo azulgrana de la mano del Tata Martino, jugando también con Luis Enrique. Luego pasó por el Middlesbrough hasta que firmó por el Wolverhampton en 2018.

Adama Traoré, internacional español, acababa contrato en 2023 y está representado por Gestifute, la empresa de Jorge Mendes. El todopoderoso agente que mantiene una gran relación con Joan Laporta, presidente del FC Barcelona, habría hecho mucho más fácil esta operación.

Fortalezas y debilidades de Adama Traoré

Adama Traoré es un jugador de banda puro con marcada preferencia por la derecha. Porque pese a que puede jugar también en el costado izquierdo, sus prestaciones bajan de manera considerable. Y es que su educación futbolística siempre ha ido ligada a la banda derecha. Mientras la inmensa mayoría de los extremos de la cantera azulgrana acostumbran a cambiar de costado y a variar su posición, él siempre jugó como extremo derecho.

La primera característica que define al nuevo jugador azulgrana es su capacidad para el uno contra uno. Un factor que no varía sea el contexto que sea. Cada situación favorable para el duelo individual con balón es aprovechada por el futbolista e incluso testea muchas en las que el entorno no es el más propicio (algo que tiene que matizar). Es muy bueno en este aspecto del juego y lo sabe. Es por ello que trata de explotarlo sin verse condicionado por el acierto o el error previo. Un futbolista que siempre, ya sea de manera positiva o no, busca siempre una acción definitiva.

Partiendo desde la derecha, opta por superar a sus rivales hacia su pierna natural en la mayoría de ocasiones, factor que provoca dos hechos importantes: que sea una pieza que abre el campo al máximo y que centra más que dispara. Y lo mejor de todo es que, por su capacidad de desborde, saca muchísimos centros cerca de la línea de fondo. La zona en la que los centros hacen más daño a las defensas y en la que los rematadores tienen más ventajas.

Dada su potencia y velocidad, es una gran arma para atacar espacios. Si el pase diagonal hacia él es bueno y su colocación adecuada, es una jugada ganadora seguro. También es importante desmontar un mito sobre él. Y es que siempre se le ha considerado un jugador sólo de espacios cuando no es así. Ataca casi con la misma eficacia defensas altas que bloques bajos. En gran parte, gracias a un espectacular tren inferior que le permite eliminar rivales sólo al arrancar.

Adama es imparable en las situaciones de campo abierto. Cuando se puede conectar con él en transición, el rival está totalmente a sus expensas. Y no sólo por su rapidez, que es mucha, sino por su buen hacer en la conducción, en la protección de balón en carrera y por su gran capacidad en la maniobra de parar y arrancar. Pocos futbolistas en el panorama mundial actual tienen su nivel de aceleración.

Del mismo modo que arranca de manera vertiginosa, puede detenerse en seco justo en medio de una carrera rápida. Estrategia que le sirve para dejar fuera de combate a sus marcadores en multitud de ocasiones, en gran medida por su descomunal tren inferior. Sus acciones son tan fulgurantes como sorprendentes para el rival.

Por el contrario, Adama tiene poco acierto y poco olfato para marcar. Este curso sólo firma un gol en 1123 minutos disputados, un dato más que discreto para un atacante. Tampoco tiene la intención de formar parte importante del juego colectivo de un equipo porque la comprensión del juego no está entre sus puntos destacados y porque siempre busca acciones definitivas. Tanto es así que, con 14.9 pases de media por partido, ha sido el antepenúltimo jugador en participación de este medio año en el Wolverhampton.

Siguen siendo demasiadas las ocasiones en que elecciones incorrectas desbaratan excelentes acciones previas. No identifica las situaciones con suficiente claridad para que su porcentaje de aciertos esté muy por encima de sus imprecisiones.

Adama se ha mostrado como un jugador de excesivos picos en los últimos años. Después de su salida del Barcelona tuvo un paso efímero por el Aston Villa en la 2015/2016 y, en sus temporadas en los Wolves, no se ha erigido en titular indiscutible. Esta temporada, únicamente ha sido titular en 10 de los 22 encuentros en los que ha estado disponible. A día de hoy parece que su rol más adecuado pasa por ser una alternativa o por cambiar partidos.

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