La baja del carrilero germano supone un dolor de cabeza para encontrarle un sustituto de calidad
El carrilero alemán firmó por el Inter de Milán en este mercado invernal en calidad de cedido. Sin embargo, este movimiento no tiene mucho de cesión, ya que cuando marque su primer gol en la temporada 22/23 (la temporada 20/21 marcó 12 goles), se deberá ejecutar una compra obligatoria de 25 millones más bonus.
Esto, supone una situación muy complicada para el cuadro de Gian Piero Gasperini que, a pesar de llevar casi toda la temporada funcionando sin él, ya no se volverá a incorporar. El propio técnico alemán declaraba en rueda de prensa: “Es una gran pérdida, pero fue extraordinario. Solo puedo agradecerle.”
Esta operación dificulta mucho las opciones, ya exiguas, de alzarse con el Scudetto. Robin Gosens ha sido parte fundamental en el proceso de escalinata que ha llevado a cabo Gasperini con el conjunto de Bérgamo. Era uno de los pilares de la nueva Atalanta, junto a Hateboer, De Roon, Freuler y Josip Iličić.
Con este elenco de futbolistas como columna vertebral, el cuadro bergamasco pasó de la 17ª posición a la 4ª en tan solo 2 temporadas. Ahora, tras la salida de una pieza clave, hay que sustituirle, tarea que desempeña a la perfección la Atalanta. Ya lo vimos tras la salida de Papu Gómez al Sevilla, donde parecía que el equipo iba a tener un gran declive. Pero nada más lejos de la realidad. Ahora, Malinovskyi, Pessina y Miranchuk desempeñan su función.
Alternativas para el carril izquierdo
Para situar al relevo de Gosens, hay que tener en cuenta un factor: el alemán lleva de baja prácticamente toda la campaña, por lo que ya se puede vislumbrar quién ocupará su plaza. El relevo, en teoría, debería ser Joakim Mæhle, que realizó una espectacular Eurocopa con el combinado danés, que además fue la selección sorpresa de la competición.
No es la única opción en el carril izquierdo, también está Giuseppe Pezzella, que está cedido del Parma. Si el rendimiento es satisfactorio, que hasta el momento lo poco que está jugando no está defraudando, el cuadro italiano puede ejecutar la opción de compra por él. Sin embargo, parece que Joakim Mæhle está por delante suyo y es el sustituto ideal para el puesto.
Las razones son evidentes. No solo cumple con creces su función de carrilero, donde en la Atalanta también ha de ser profundo e incisivo (lleva 2 goles y 2 asistencias), sino que encima es muy polivalente. Puede jugar tanto de lateral como de carrilero por ambas bandas, ya que domina ambas piernas.
Esto es una bendición para cualquier técnico y, en este caso, durante esta temporada, se ha visto. Dependiendo de las necesidades, con las bajas en determinados momentos de Gosens o Hateboer, ha podido desenvolverse en ambos flancos del carril.
Por qué Gosens ha decidido marcharse
Es una pregunta que podría resolverse diciendo que buscaba un proyecto mejor, que el Inter le ofrecía cosas que la Atalanta no… También puede ser cierto pero, aparentemente, el carrilero alemán quiso salir del club por una razón extradeportiva.
Según el periodista italiano Stefano De Grandis, Robin Gosens se marchó al Inter por cómo gestionó la Dea su última lesión de muslo. Tras su recuperación, los médicos de la Atalanta le realizaron un examen médico y le dieron el alta. El teutón no estaba seguro de la fiabilidad de esa prueba y el tiempo, muy rápidamente, le dio la razón.
Según volvió a los terrenos de juego, recayó. Esto le causó una gran frustración y empezó a buscar salida del equipo. Primero, consideró la oferta del Newcastle y luego se unió el Inter a la puja, quien no tenía un lateral o carrilero izquierdo de garantías y se lo acabó llevando. Tal y como explica Fabrizio Romano, el Newcastle ofreció un sueldo tres veces superior al que recibía en la Atalanta, pero el jugador se sintió inmediatamente atraído por jugar en el proyecto del Inter.
Es muy difícil sustituir a un carrilero de la talla de Robin Gosens, quien es, probablemente, el mejor del mundo en su posición cuando está en plenas condiciones físicas. Sin embargo, el fútbol no entiende de parones, y la opción de Joakim Mæhle resulta más que acertada.