Salió en la segunda parte del encuentro inaugural del Nou Camp y causó una grata sensación, lo que le llevó a ser titular en los dos siguientes. Fue uno de los jugadores más incisivos en la victoria contra el Rayo (1-0) y marcó el gol de la victoria contra el Levante (1-0). Su protagonismo, con 19 años, invitaba a pensar en un gran curso.
El dolor, primero físico y luego de cabeza, empezó hoy hace cuatro meses. Regresó del parón de septiembre con la sub-21 con un edema óseo en una vértebra. «La vuelta a sus actividades habituales dependerá de la evolución del cuadro clínico», decía el parte médico de la Real.
Y la evolución parecía permitir al jugador volver a finales de septiembre, de manera que el día 30 reapareció con 19 minutos en el decisivo choque contra el Mónaco y cuatro días más tarde saltó media hora larga en Getafe. Pero la progresión se quedó allí. Sus dolencias de espalda le acarreaban problemas musculares y tuvo que volver a parar.
El 11 de septiembre no viajó a Cádiz por problemas de lumbalgia. Nadie pensó que tras esto llegaría un calvario para el jugador txuri-urdin, y mucho menos que cuando la consiguiera dejar atrás le llegaría otra lesión, aún más grave, en los isquiosurales, con quirófano y larga recuperación posterior.
En Finlandia estuvo el salvador de Barrenetxea, un médico especializado para su lesión
El doctor Lasse Lempainen, del Hospital Mehiläinen, será el encargado del procedimiento, este mismo doctor operó a Dembélé, Spinazzola y Sergi Roberto. Esta vez tratará de reconstruir «una lesión severa, con afectación tendinosa, a nivel proximal de la musculatura isquiosural del muslo izquierdo», tal y como reflejó la Real en el parte médico de Barrenetxea.
Los números confirman que el cuerpo técnico ha considerado que a Barrenetxea le ha llegado la madurez para dar un paso adelante, aún teniendo 20 años.