El técnico del Athletic Club planteó un partido sin atrevimiento y el resultado fue caer eliminado en semifinales
El viaje en la Copa del Rey finalizó el pasado miércoles para el Athletic Club, al caer derrotado por 1-0 ante el Valencia en Mestalla. El club rojiblanco (verde sobre el césped) no aprovechó las pocas ocasiones que tuvo en el encuentro, y el Valencia lo castigó con el golazo de Gonçalo Guedes que sentenció la eliminatoria a favor de los ches. Tras el partido, las críticas, lógicas, no tardaron en llegar, y aunque el principal señalado fuese Iñaki Williams (la ocasión más clara fue para él) el problema parece radicar en la raíz.
El técnico del conjunto bilbaíno, Marcelino García Toral, planteó un enfrentamiento poco atrevido. El equipo no salió igual de enchufado que ante el FC Barcelona o el Real Madrid. La presión que ejercieron los jugadores de San Mamés no se asemejó ni tan siquiera al de los anteriores partidos, y eso que estaban a 90 minutos de la gran final. La idea de Marcelino fue clara: aguantar el resultado hasta los minutos finales e intentar darle la vuelta al final. ¿El resultado? Quedar eliminados de la Copa.
La eliminación del Athletic ha dejado una sensación de decepción que todavía perdura entre la afición vizcaína. Incluso se habla ya de cambio en el banquillo. Y es que Marcelino todavía no tiene nada claro qué hacer con su futuro inminente. El proceso electoral que se avecina, el doloroso tropiezo en Copa y las ofertas de otros clubes interesados en sus servicios condicionan la decisión del técnico. Aún así, tiene el apoyo de la plantilla, ya que en más de una ocasión han demostrado que tienen confianza ciega en el míster.
De momento, el Athletic tiene que afrontar la recta final de la temporada, con 12 encuentros por delante. El primero de todos, contra el Levante el siguiente lunes 7 de marzo en San Mamés. Será la primera piedra de un camino en busca de entrar en puestos europeos.
