Con su gol ante el Villarreal, Strand Larsen ya puede decir que ha cumplido uno de sus propósitos para este 2023, marcar un gol con la camiseta del Celta
Jörgen Strand Larsen, perteneciente a la generación del 2000 y nacido en el país de Erling Haaland, es el delantero de moda en Balaídos después de que Luis Campos lo pescase del Groningen por 11 millones en el pasado mercado de fichajes. Sus 194 cm de estatura, su razonable parecido con el famoso cantante Quevedo y la comparación de Miguel Quintana afirmando que se trata del Haaland bueno, son algunos de los motivos por los que rebosa tanto carisma por las calles de Vigo.
Su llegada causó mucha controversia entre los aficionados celestes, un amplio sector creía que el precio era desorbitado por un jugador que todavía no había demostrado nada y que carecía de experiencia en la élite. Era una apuesta arriesgada, y más teniendo en cuenta el precedente de Emre Mor unos años atrás. El temor al fracaso y la incertidumbre a lo desconocido fueron los lastres con los que el noruego ha tenido que lidiar (y sigue lidiando) desde que se rumoreó su fichaje.
El acompañante de Iago Aspas
Es bien sabido por todos que Iago Aspas aglutina un porcentaje altísimo de los goles totales del Celta. Esta temporada, de los 17 goles a favor del equipo, Iago ha anotado 8. Un ratio del 47% de los goles totales, y sin profundizar en cuantos de esos goles totales participa el de Moaña. Si añadimos a la ecuación a Gabri Veiga (4 goles), el porcentaje asciende al 70%, un dato demoledor que expone la crisis del conjunto gallego en el reparto de goleadores.
Es por ello que lo que le pides al segundo delantero, al acompañante de Aspas, es, por encima de todo, que ayude al 10 en la faceta goleadora. Por supuesto que si se entienden bien y hace mejores a sus compañeros es un valor añadido descomunal, pero siempre y cuando venga incluido explícitamente en el pack de los tantos goles por temporada.
El noruego ha demostrado desde el día uno que está más que capacitado para aportar lo primero. El problema radica en que, hasta esta jornada, el buen juego no establecía ninguna correlación con lo segundo, con los goles. ¿Casualidad o causalidad?
Larsen, oro puro para el celtismo
Larsen aporta una cantidad de recursos que, aún sin marcar goles, es oro puro para el colectivo. El juego de espaldas lo domina como pocos, marcar al noruego es como estudiar para un examen de matemáticas, sabes que pase lo que pase vas a acabar perdiendo. Eso le permite asociarse bien con cercanos y que el Celta pueda crecer a través de un pase largo sobre su figura y que active a los Aspas, Veiga, Carles, Óscar y cía.
No obstante, ya había un cierto runrun en Balaídos por su sequía goleadora. El aficionado no entiende de procesos ni de rachas. No quiere que le expliques lo mucho que aporta Larsen pese a sus carencias de cara a puerta, o que su desacierto es cuestión de tiempo y fruto de la juventud.. No. Quiere que marque x goles. Porque al final, lo que da de comer son los goles y, por muy bueno que seas, es complicado hacerte un hueco en el once si no aportas cifras.
El caso del noruego rompe con lo establecido, es un caso fuera de lo común. Porque aunque no estuviera marcando goles, la mayoría de las ocasiones que tenía para hacerlo se las generaba él mismo mediante acciones técnicas lejos del alcance de otros delanteros. Y de ahí la confianza ciega sobre él de Coudet antes y de Carvalhal ahora Era cuestión de tiempo que los goles llegasen.
Decía Carvalhal en rueda de prensa que lo dejaba en el banquillo contra el Villarreal para quitarle esa presión con el gol, que confiaba en él. El fútbol, caprichoso, ha querido que su primer gol fuese saliendo del banquillo. Estoy convencido de que va a ser el primero de muchos, que después de meses agitando el bote de ketchup, va a empezar a salir todo el chorro del tirón.
