El técnico luso ha mejorado los registros de Coudet y ya son 23 los puntos sumados en sus primeros 14 partidos en el banquillo vigués
La situación actual que vive el Real Club Celta de Vigo con Carlos Carvalhal tiene sus similitudes con los comienzos de la Chachoneta. Con el Chacho, el Celta era un equipo renovado, atrevido, con las ideas claras y de fútbol vistoso. Pero con el paso de las jornadas los rivales se fueron adaptando y la idea se fue deteriorando, hasta el punto de que Luis Campos aprovechó el parón de selecciones para poner punto y final a una etapa y empezar una nueva de la mano de Carvalhal.
Todo cambio lleva consigo una gran dosis de incertidumbre. Cuando llegó Carvalhal, el aficionado celeste no rebosaba euforia precisamente. La Chachoneta ponía fin a su trayecto y tocaba darle las llaves del automóvil a un técnico que había sido recientemente cesado por el Al-Wahda de Arabia Saudí y que carecía de experiencia en el fútbol español. Los fantasmas con los entrenadores volvían a Balaídos. Sin embargo, el fútbol va tan rápido que en apenas unos meses Carlos Carvalhal se ha encargado de disipar cualquier duda habida y por haber.
Las diferencias respecto a Coudet
No se debe construir una casa por el tejado como tampoco se puede construir un equipo de delante hacia atrás. Para potenciar el talento, debes darle ventajas desde la pizarra y el primer paso es cimentar unas bases defensivas sobre las que empezar a crecer. Los registros en la cantidad de goles encajados son significativamente mejores con respecto a la etapa del Chacho. Esta temporada , en el mismo número de partidos disputados (14), el Celta ha encajado 25 con Coudet y 14 con Carvalhal. Es decir, el equipo es capaz de sacar a relucir el talento porque la estructura colectiva compensa dicha virtud.
En los útlimos años el Celta ha contado con jugadores de enorme calidad y el aficionado no entendía cómo un equipo repleto de jugones estaba condenado a pelear por la permanencia. Aunque a simple vista no lo parezca, la respuesta es muy simple. Equipo desequilibrado, sobrado de talento en 3/4 aunque con escasa pegada fuera de Iago y una defensa con más agujeros que un queso Enmental. La temporada pasada, Renato Tapia se encargaba de tapar estos huecos y, en cierta medida, lo consiguió. Él solo fue capaz de sostener todo el caudal ofensivo del equipo cual pulpo en el centro del campo. Pero con el bajón del peruano llegó el bajón de la Chachoneta. Una propuesta alegre, ofensiva, valiente, pero que te expone en demasía si no tienes el día de cara a puerta.
Con el luso esto ya es agua pasada. Consciente del problema, ha hallado en el 4-4-2 la forma de erradicarlo. El Celta no ha dejado de ser un equipo alegre, ofensivo y valiente, sino que ha conseguido potenciar esas virtudes y ocultar las carencias que le persiguen desde hace años. La mejoría nace a partir de la pareja de centrales: Unai Núñez y Aidoo. Una dupla que se ha consolidado esta temporada como una de las más fiables del campeonato liguero. Si bien ya venían a un buen nivel, el contexto proporcionado por Carvalhal potencia todavía más a ambos. No existen tantos espacios entre líneas, el equipo está mejor organizado con y sin balón, los centrales disminuyen su ratio de acción y por ende, de error.
A diferencia del rombo de Coudet, utiliza un doble pivote con mucho recorrido. He aquí una de las claves del estratosférico rendimiento del Celta. Es un doble pivote particular, que permite al equipo abarcar mucho campo y llegar con más efectivos al área rival. Fran Beltrán es el gestor de las jugadas, no tiene tanta libertad posicional para sumarse al ataque, sino que es quien se encarga de hacer llegar los balones a Gabri, el otro integrante de la dupla. Gabri es especial, posee una facilidad asombrosa para llegar a posiciones de remate y sumar cifras y un tren inferior privilegiado para aguantar las embestidas de los jugadores que va dejando por el camino. Es quien le aporta ese rasgo peculiar al doble pivote, pues muy pocos tienen el don de marcar las diferencias partiendo desde una posición tan lejana a la portería contraria.
Otra de las discrepancias que existen entre ambos entrenadores está relacionada con la adaptabilidad y la optimización respecto a los jugadores que tienen en plantilla. Probablemente el gran debe de Coudet en su paso por Vigo. En lugar de adaptarse a las piezas que disponía, diseñó un plan que excluía a todo aquel que no cumpliese con lo demandado. Así Carles Pérez o Luca de la Torre estaban lejos de la participación de Cervi o Solari (jugadores pedidos explícitamente por él y cuyo rendimiento ha sido relativamente ínfimo). Sin embargo, el luso no ha necesitado fichajes. Llegó, analizó las virtudes y defectos colectivos e individuales y diseñó un plan para potenciar al colectivo optimizando las individualidades.
No Aspas, Yes Party
No es casualidad que el buen momento del equipo esté acompañado del gran rendimiento de varios de sus jugadores como: Iván Villar, Aidoo, Núñez, Javi Galán, Carles Pérez, Fran Beltrán, Luca de la Torre, Gabri Veiga, Seferovic. La mayoría de ellos están en su prime, y eso es un facto. Lo verdaderamente importante para el celtismo, es que entre todos estos nombres no esté el de Iago Aspas. Y es que hace unos meses era inverosímil siquiera plantearse un buen Celta sin un extraordinario Iago. Una buena versión del Celta iba implícita de una soberbia actuación del Príncipe de las Bateas. Ahora, no solo ha adquirido la capacidad de ganar aún siendo inferior (ha aprendido a competir), también ha reducido drásticamente la Aspasdependencia que ronda por Balaídos desde hace años.
El Celta, que hace cuatro años mantenía la categoría por un doblete de Aspas al Villarreal, se encuentra hoy en mitad de tabla. Un Celta, que se hallaba inmerso en la lucha por la permanencia unas semanas atrás, se ve ahora con posibilidades reales de un séptimo puesto (a 2 puntos del Athletic) que le daría acceso a Conference League. El Celta, que sumaba 11 puntos en las primeras 12 jornadas, suma ya 34 en 26. El Celta, que era uno de los peores equipos de LaLiga en 2022, es el tercer mejor equipo en 2023. Como suele decir el bueno de Miguel Quintana, que rápido va el fútbol.