El equipo catalán está haciendo una campaña excelente; marcha segundo en la Liga y su estilo de juego está entre los más vistosos de la división
Jugadas nueve jornadas de la Liga EA Sports, el Girona FC tiene puntaje casi ideal: 22 puntos de 27, y está segundo a dos puntos del Real Madrid. La posición es inédita para el club catalán, que apenas transita su cuarta temporada entre los mejores de España. Transcurrido un cuarto de la duración de la Liga, la pregunta es obligatoria: ¿a qué debe aspirar el club? ¿Puede pensar en un campeonato? ¿Sería aceptable que se conforme con entrar a las Copas? ¿Sería un fracaso que no consiga la clasificación a ninguna competición continental?
Como se hace con los estudios científicos, primero definamos el objeto de estudio. Y situémoslo. El Girona FC es un equipo de los denominados modestos. El valor de su primer equipo, según el portal Transfermarkt, es de 161 millones de euros. Por caso, el Real Madrid (puntero) y el Barcelona (perseguidor del Girona a un punto) ostentan plantillas de 1.030 y 862 millones, respectivamente. Ordenando la Liga de mayor valor a menor, los catalanes están en el puesto 10, en la vecindad de equipos como Valencia, Villarreal y Sevilla. Y no es extraño que, de los cinco primeros puestos de la tabla de posiciones de la Liga, cuatro de ellos estén ocupados por los clubes con los cuatro planteles más valiosos. ¿Quién es el infiltrado? Girona, por supuesto.
Desde ese punto de vista, lo del Girona es admirable. Luchar de igual a igual contra equipos que lo triplican en presupuesto, y más, marca una realidad. Tener jugadores valiosos y cotizados es importante para cumplir un buen papel en cualquier competición. Pero hay más. No alcanza con un plantel de joyas.
Continuidad, la clave
El club del norte de Cataluña basa su éxito en haber mantenido una forma de trabajo, con el mismo director y los mismos intérpretes. En la temporada 2022/23 el Girona FC estuvo a punto de entrar a la Europa League. En el mercado de verano perdió dos figuras: Oriol Romeu se fue al Barcelona y Valentín Castellanos a la Lazio. Se reforzó muy bien: fichó a Savinho, que ahora es uno de los mejores extremos de la Liga. Trajo a Artem Dovbyk, autor de dos goles en este curso. Mantuvo a Aleix García, Arnau Martínez y Yangel Herrera. Recuperó a Portu, un histórico.
En la dirección técnica, Míchel profundizó su visión del juego y acentuó las características que le dan efectividad: movilidad, sacrificio colectivo para defender, ataque paciente, orden en el centro del campo y movimientos en bloque. Sólo ante el Real Madrid el Girona se vio superado y desconcertado. Ninguno de los otros equipos contra los que jugó lo dominó ni le hizo perder la línea. Sólo cuatro veces empezó perdiendo, y en tres de ellas logró empatar o ganar.
Inconformistas
El Girona es un equipo ambicioso. Lo demuestra la forma en que juega cada partido y, sobre todo, las declaraciones de los protagonistas. Siempre se destaca la actitud y el hambre de gloria. Los jugadores se sienten parte de algo que puede ser muy grande. Pareciera que son aficionados gironins, en lugar de jugadores profesionales (dicho sin restar importancia a la profesión). El clima en el vestuario es muy bueno, hay una comunión entre cuerpo técnico y jugadores. Y eso, sin lugar a duda, hace posible pensar en algo mayor. ¿Quién, de chico, no se sentía muy a gusto jugando entre amigos?
El límite de los intangibles
Tener un vestuario cohesionado y un equipo que sabe a lo que juega es, quizás, la aspiración más alta de más de un entrenador. Incluso de aquellos que tienen plantillas multimillonarias. Se habla siempre de lo difícil que es conducir un vestuario de estrellas. Sin embargo, las estrellas, en el largo plazo, terminan imponiéndose. Es como uno de esos partidos de un club poderoso contra uno modesto, donde el modesto puede jugar de igual a igual durante 10, 15, quizás 20 minutos. Pero el partido dura 90. Un buen ejemplo podría ser el Real Madrid – Unión Berlín.
Con las plantillas pasa lo mismo. Conviene no olvidar que, como se dijo más arriba, recién va un cuarto de la Liga. Quedan 29 largas jornadas. Y aquí conviene detenerse. El Girona no juega competiciones internacionales, y eso es una fuente menos de demanda para sus jugadores. Pero la Liga es larga. Y nadie está exento de fatiga o, peor, lesiones. El Atlético de Madrid, que sí juega Champions, es una buena vara de comparación. Su plantilla está al límite: tiene sólo tres delanteros en condiciones de jugar. Hasta el DT colchonero lo decía: “Nos viene muy bien el parón”. Al Girona seguro le vendrá bien.
Y cabe decir algo: aunque el Girona tiene buenas alternativas a sus titulares, también es cierto que ninguno de ellos ha jugado al nivel de los habitués del XI inicial. ¿Qué pasará cuando el equipo catalán se vea forzado a rotar?
A por las Copas
Por todo esto, un buen objetivo para el Girona sería, más aún en vista de lo ocurrido la temporada pasada, poder clasificar a Copas. Una entrada a la Champions sería un gran triunfo. Ir a la Europa League sería muy positivo también. Y probable. Más allá de las estadísticas que venía sacando Álex Luna, el Girona tiene un buen funcionamiento y una buena plantilla y sería un buen premio para un equipo que se habrá mantenido junto por más de una temporada. Se quedó a las puertas una vez. Ahora se puede pensar en cruzarlas.
También le servirá el roce internacional al Girona. Ya está consolidado en Primera División, en medio de un proceso exitoso. Jugar contra equipos de fuera de España será como salir del huevo para los del norte de Cataluña, que así se pondrán en un mismo escalón con el Espanyol. Los pericos quedaron cuartos en su segunda participación en Primera, en 1930. Claro, había sólo diez clubes ahí. De entrar a Copas, el Girona FC sería de los equipos que más rápidamente lo logran, tras sólo cuatro temporadas.
¿El campeonato? Tal vez convenga esperar un poco más para ello. Quizás, con experiencia fuera de España, su presupuesto pueda crecer y sus posibilidades de campeonar mejoren. Todos los equipos que salieron campeones antes habían jugado Copas. Girona va por un buen camino.