La vorágine de lesionados en el club blanco le abren una oportunidad que se antojaba imposible al inicio del curso, la calidad y versatilidad del andaluz le pueden abrir las puertas del once titular
Una medular poblada…y mermada
Cuando inició el presente curso 23-24 había preocupación por la sobrepoblación que iba a sufrir el Madrid en el centro del campo –bendito problema-. Con la llegada de Bellingham y el nuevo sistema de juego con 4 en rombo, parecía que repartir el minutaje sería misión complicada para Ancelotti. Con el inglés inamovible y con la confirmación de la inmensa calidad de Tchouaméni y Camavinga, iba a ser tarea ardua para el italiano a la hora de configurar su sala de máquinas.
El que ha sido indispensable ha sido Valverde, jugando su mejor futbol en fase de transiciones aunque aportando menos frente al arco rival- un gol por los seis que llevaba anotados a estas alturas el curso pasado- pero siendo clave a la hora de cubrir las recurrentes expediciones de Carvajal por el flanco diestro. El buen nivel de Kroos y las apariciones intermitentes pero de mucho calibre de Modric hacía del centro del campo un rompecabezas para el cuerpo técnico.
Las lesiones abren la puerta a nuevos perfiles
Con las lesiones de Camavinga, Tchouaméni y con Bellingham aún tocado del hombro, no pasa de momento por la cabeza volver al 4-3-3, ya que la idea es acabar de consolidar el aprendizaje táctico en el rombo. La recuperación de Ceballos puede ser clave para el Madrid, ya que es un jugador habilidoso, con llegada y que sabe hilvanar bien las jugadas y las salidas de transición ofensiva, sobre todo en fase horizontal. El utrerano, recién renovado con el Madrid, sabe que tiene una oportunidad de oro para demostrar su valía.
Con la Eurocopa 2024 en el horizonte, el sevillano y ex del Betis sabe que debe y puede desplegar su mejor fútbol y ser de utilidad tanto cerca de la base, jugando de interior por ambos flancos como incluso en la posición de ‘10’ más cerca del área rival.