La afición blanquinegra dejó clara su postura ante la nueva propiedad del club con una lluvia de billetes en el primer minuto del partido
En el día de ayer el Burgos CF recibía a un RCD Mallorca con su estadio a rebosar. La victoria fue para el cuadro balear con un potente 0 a 3, aunque el resultado quedó casi en segundo plano cuando en el primer minuto el encuentro fue detenido. Y es que la afición burgalesa comenzó con una lluvia de billetes como señal de protesta ante la nueva propiedad del club. Billetes en los que se podía ver a los dirigentes del grupo Yucon, en una protesta tan significativa como visual que hizo que la portería de Fondo Sur quedase invadida por estos papeles. Tanto fue así, que ayudantes acudieron a sacarlos a toda prisa, teniendo que ser detenido el encuentro hasta el minuto 2.
Irónico, y casi hasta con cierta sorna, fue que finalmente fuese el viento quien devolviese estos billetes al terreno de juego. Como si hasta el propio clima de la ciudad burgalesa se mostrase en contra de esta venta del club. Las protestas se extendieron durante todo el encuentro, con cánticos además avivados por la presencia de vendedores y compradores en el palco de autoridades. Dejando claro que la mayoría de la afición blanquinegra está totalmente en contra de este movimiento. Ya que esta operación dejará al grupo inversor encabezado por Marcelo Figoli como principal maestro de operaciones del club castellano.
La afición burgalesa protesta, y no protesta por mero capricho. Lo hace porque desde que comenzaron los rumores de la inclusión de este grupo inversor en el organigrama del club, las informaciones no han dejado bien parado a Figoli y sus acompañantes. Corrupción, y demás rumores que hacían regresar a la afición burgalesa a una situación que creía haber dejado atrás. Y es que cabe recordar que la familia Caselli también desembarcó en el club cargada de promesas y buenas palabras, y dejó un reguero de impagos y mala praxis en su tiempo como gestores dentro de la entidad burgalesa.
La hinchada blanquinegra lo toma como una clara traición. Como una puñalada trapera, una más sin embargo. Porque cabe recordar que está afición no ha dejado de acompañar a su club, ni en las categorías más bajas del fútbol ni ahora allá a donde vaya. Porque el éxito reciente del equipo ha conseguido enganchar a una ciudad entera, una ciudad donde los niños ahora quieren ser del Burgos y no de Barça o Madrid. Y es que aunque en la propiedad ponga un nombre, o el de un grupo inversor en este caso, el principal valor de este club es su afición. Esa que cada partido en El Plantío se deja la voz y que en cada desplazamiento aparece de manera multitudinaria para apoyar a los suyos.
Una afición tan valorada fuera de Burgos, como maltratada por parte de sus propios dirigentes. Una afición que a pesar de estar siempre, es tan poco valorada y tan poco escuchada por parte de los dueños que resulta injusto. De ahí su protesta y este lanzamiento de billetes, ya que aunque no sirva para nada le han demostrado al mundo lo que la afición burgalesa quiere y, sobre todo, lo que no quiere para su club. Ellos seguirán dejándose la garganta y animando a su equipo por encima de todo, porque el escudo está por encima de todo, pero Burgos no quiere venderse al peor postor. Ni al peor ni al mejor, ni mucho menos a quien arrastre tras de sí un sinfín de problemas.
Imagen de portada cedida por: Aitor Venero Nieto – AVN Fotografía
